Pocas veces se puede sentir un flechazo tan directo como el que se produce cuando te encuentras de lleno con las canciones de Marina Allen, una de esas figuras claves dentro de todo lo que supone la canción americana más cargada de ligereza y con ese punto de vista puesto en la canción pop más lisérgica al estilo de Kate Bush. Todas estas características resulta integradas perfectamente en la música de la artista, sintiendo como su debut Candlepower supone un perfecto compendio de canciones donde la virtud de la sencillez resulta un arma de lo más poderosa. En los poco más de 20 minutos que dura esta referencia es capaz de para dejarnos ante dinámicas fascinantes que pueden ir desde los arreglos jazzísticos encerrados en ‘Oh, Louise’ hasta esa forma juguetona de divagar a través del spoken word de tono más animado en ‘Believer’. Por el camino, los arreglos de arpa y perfecta secuenciación de las percusiones suponen una delicia para redondear aún más el tema.

Como si se tratase de un libro abierto a la hora de reflejar formas de vida y sensaciones que despiertan en ella todos los lugares en los que ha vivido, ‘Belong Here’ recoge muy bien ese sentimiento de pertenencia emocional a determinados lugares, haciendo que los persistentes punteos que contiene el tema hagan florecer la canción sin apenas darnos cuenta. Tampoco podemos pasar por alto todo lo que sugiere el tono más reposado y sobrio del trabajo encerrado en composiciones como ‘Ophelia’, destacando más que nunca su timbre vocal para así conducirnos hacia ciertos recuerdos más remotos que acaban conectando de buena forma con el presente. Con más armonías vocales que no pasan desapercibidas, la cara más aferrada a la tradición musical norteamericana llega con una ‘Original Goodness’ donde poner de manifiesto como lo espiritual se puede encontrar en cualquier rincón de nuestras vidas.

A medida que vamos escuchando el trabajo, también podemos sentir de lleno esa exploración de los sentimientos más cotidianos e inexplicables que acaban significando cosas importantes para nosotros. Sin ir más lejos, en ‘Sleeper Train’ reluce con fuerza todo lo que despierta esa llamada de los paisajes aferrados a la naturaleza, estando ante un bonito cúmulo de vivencias a lo largo de un viaje que no queremos que acabe. Sin poder pasar tampoco por alto lo necesario que resulta poder despojarse aún más de cualquier tipo de carga emocional que acumulemos, otro de los momentos destacados del disco llega en clave acústica, ya que la final ‘Reunion’ nos deja ante una magnífica expresión de nuestra voz interior, sacando a relucir algún que otro anhelo que resulta bastante inútil reprimir. Así es como se cierra un disco cautivador en todo momento y que pone a Marina Allen en primera línea el panorama folk pop más expansivo.