Review

Sofía - Las Mareas

Sofía

2025

8.4


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Sofía continúa afianzando su trayectoria con un tercer LP que confirma su capacidad para construir un universo sonoro propio y perfectamente reconocible. En este nuevo trabajo demuestra que sabe sumergirse con naturalidad dentro de unos ambientes de electrónica artesanal, donde cada textura parece cuidadosamente tallada a mano y cada sonido conserva una calidez orgánica poco habitual en el género. Los paisajes que propone no son meros escenarios de fondo, sino territorios emocionales donde la extrañeza y una domesticidad algo difusa conviven de forma equilibrada, generando una sensación de cercanía inquietante, como si lo familiar estuviera siempre a punto de volverse desconocido. Esa ambigüedad entre el refugio y la desorientación se convierte en una de las claves expresivas del álbum, que invita a la escucha atenta y prolongada, permitiendo descubrir nuevos matices con cada repetición.

En ‘Las Mareas’, Sofía parece apostar más que nunca por la definición melódica y por un juego consciente con los leimotivs, que funcionan como pequeños hilos conductores capaces de dar coherencia y continuidad al conjunto. Cada una de las canciones parece contener en su interior un eco de las demás, un motivo o un patrón que vuelve con distintas formas y que ayuda a reforzar la sensación de circularidad. Como si el disco trazara un recorrido en espiral, los teclados serpenteantes y las bases rítmicas repetitivas actúan como puntos de anclaje, permitiendo que el oyente nunca se pierda del todo, incluso cuando la música se aventura por caminos imprevisibles. Este efecto de ida y vuelta, de exploración y retorno, convierte al álbum en una experiencia coherente y cerrada sobre sí misma, donde cada elemento parece pensado para que la escucha completa tenga sentido, consolidando así la madurez artística de Sofía y su dominio del equilibrio entre experimentación y estructura.

Desde la intro instrumental del tema que da nombre al disco, podemos percibir cómo la efervescencia melódica va a estar muy presente a lo largo de todo el conjunto. Esa introducción actúa casi como una declaración de intenciones, anticipando un recorrido donde la curiosidad sonora y la búsqueda de nuevas texturas marcan el paso. Sofía parece querer jugar con el oyente, desplazándolo de su zona de confort para conducirlo hacia un terreno más estimulante, donde lo conocido se transforma en algo misterioso y fascinante. Cada capa instrumental parece diseñada para abrir un nuevo espacio imaginativo, un lugar donde la melodía se expande y se repliega, invitando a que la escucha sea también un acto de descubrimiento. En este sentido, el disco consigue que la experiencia musical trascienda lo puramente auditivo, proponiendo una suerte de viaje sensorial en el que el oyente puede dejar volar su imaginación sin restricciones.

Esa intención se mantiene en todo momento, procurando que los significados de las canciones fluyan con ligereza y alegría, y que las estampas sonoras se conviertan en pequeños relatos de tintes casi surrealistas. ‘Mi Nombre’ es un ejemplo perfecto de esta dinámica, al combinar conceptos como la fugacidad y la permanencia dentro de un mismo espacio sonoro, logrando que convivan melodías dispares que van desde lo más orgánico hasta sintetizadores de tono casi fantasmagórico. Por su parte, ‘La Gravedad’ nos lleva a terrenos donde el synth pop de corte centroeuropeo deja una huella evidente, demostrando que Sofía maneja con soltura un lenguaje que mezcla nostalgia y modernidad. En este contexto, su propuesta se convierte en un auténtico decálogo de pop sintético, capaz de aproximarse tanto al espíritu ochentero más disruptivo como a las atmósferas más depuradas y melancólicas propias de una Molly Nilsson, algo que alcanza una de sus mejores expresiones en ‘Cardiovascular’, donde la emoción y la precisión técnica logran un equilibrio especialmente sugerente.

Recorriendo de arriba abajo el disco, nos encontramos con auténticas joyas que revelan la amplitud creativa de Sofía y su capacidad para equilibrar intensidad emocional con experimentación sonora. ‘Círculos’ es quizá uno de los momentos más reveladores del álbum, un tema que apunta hacia un lado casi profético, como si tratara de anticipar un estado mental o espiritual al que el resto del disco va llegando poco a poco. Su base electrónica se sostiene sobre esos teclados que remiten al universo de los videojuegos arcade, pero que, en lugar de quedarse en la nostalgia, parecen buscar un efecto de saturación sensorial. Todo se articula de manera que el bullicio mental acaba imponiéndose, creando la sensación de estar inmerso en una escena de hiperactividad controlada, donde las melodías se entrelazan, se superponen y compiten por llamar la atención del oyente. Esa sensación de caos bello y magnético es una de las mayores virtudes del disco, porque convierte lo abrumador en una forma de lucidez, una representación sonora de la mente que no puede dejar de moverse.

Sin embargo, la recta final del disco adopta un tono distinto, más introspectivo y sereno, como si después de esa explosión inicial de ideas Sofía quisiera ofrecer un respiro. En canciones como ‘Veneno’ o ‘Ganar el amor eterno’, el foco se desplaza hacia la vivacidad del recuerdo y la necesidad de encontrar un orden emocional dentro del torbellino. Son temas que parecen mirar hacia atrás, a momentos pasados, pero con una sensibilidad luminosa, sin caer en la melancolía. Allí donde antes había exceso, ahora hay espacio y claridad; los arreglos respiran y la voz adquiere un papel más narrativo, guiando al oyente hacia una resolución emocional. Finalmente, ‘Tlatelolco’ actúa como una despedida elevadora, sumergiéndose en una atmósfera más nocturna y contemplativa. En ella, la ensoñación se mezcla con una suerte de calma reverencial, como si el disco se desvaneciera poco a poco en su propio eco. Así, Sofía logra cerrar ‘Las Mareas’ con una estética sonora profundamente evocadora, invitando a sumergirnos en las estampas más insospechadas y extrañas de nuestra vida, aquellas que, paradójicamente, acaban siendo las más reveladoras y disfrutables.

Conclusión

'Las Mareas' consolida a Sofía como creadora de un universo electrónico artesanal, donde melodías circulares, emociones difusas y una experimentación cálida confluyen en un viaje sensorial tan coherente como fascinante.

8.4

Álbum

Sofía - Las Mareas

Artista

Sofía

Año

2025

Discográfica

Humo

Tratando de escribir casi siempre sobre las cosas que me gustan.