Ferran Palau sigue dejando una huella personal de lo más imborrable, logrando que cada uno de sus trabajos suponga un auténtico ejercicio de cómo seguir sus instintos para lograr canciones de lo más particulares, delicadas y totalmente diferenciales. Este nuevo Parc da buena fe de ello, redondeando más que nunca su visión de la canción pop más cálida a la par de ir más allá en todo el aparataje sintético que recubre sus temas. Solo de esta forma es posible lograr un trabajo donde partiendo de los sentimientos derivados del amor se tratan otros asuntos capitales que marcan nuestra relación con todo lo que nos rodea. Desde la forma de ser conscientes de la necesidad de dejar fluir las relaciones interpersonales manteniéndonos siempre fieles a la honestidad y capacidad para responsabilizarnos de nuestros sentimientos y acciones hacia la otra persona, hasta lo imprescindible que resulta el saber como convivir con nosotros mismos. Temáticas que poco a poco se van desenvolviendo de una forma natural y cómo siempre muy abierta a la interpretación del oyente.

Adentrándonos en profundidad en el disco, podemos afirmar que lo logrado en este Parc supone tanto una cierta evolución lógica del apartado dream pop mostrado en Kevin, al mismo tiempo de demostrar una gran ambición por estirar los temas y lograr aún más sacarles un sonido totalmente reconfortante. Para ello, resulta capital el hecho de no dejar pasar la posibilidad de introducir un mayor influjo de las bases R&B más vaporosas y al mismo tiempo aprovechar la cierta calidez de la luz mediterránea que otros amigos de Ferran como Sergi Egea incorporaron a las mil maravillas en sus referencias, intuyendo esa búsqueda continua para que estos temas en todo momento sugieran un montón de sensaciones diferentes donde lo obvio no tiene mucha cabida. De esta forma llama la atención como temas del estilo a ‘Lluny’ no se adentran por completo en el camino de rosas que en principio se podría intuir, evidenciando como las historias en todo momento adquieren un montón de matices difíciles de valorar.

Dejándonos llevar por la cara más poderosa del trabajo, aquella donde se juegan con los sonidos más profundos y graves, llega el turno de la evocativa ‘Més enllà’, despertando sobremanera ese gran poder visual que poseen la mayoría de sus composiciones. Jugando con líneas rítmicas cambiantes pero que nunca logran apartar los temas de una dirección bien definida, ‘Perdó’ resulta ser otro de esos temas capitales a la hora de capturar conversaciones que parten de lo universal de las relaciones y acaban en reflexiones de carácter totalmente personal. Tampoco podemos olvidarnos de ‘Aranyes’ y su forma de desenvolverse dentro de todo aquello que suponen los sintetizadores ejecutados a trompicones, apareciendo otro recurso de gran valor. Una bonita demostración de como ir siempre más allá y agitar su propuesta de forma leve pero totalmente certera. Incluso los momentos donde lo novedoso y definitivamente inusual llaman a la puerta, muy del estilo a lo que ocurre en ‘Amor’, lo atractivo de la propuesta vuelve a imponerse, comprobando de nuevo el ingenio inagotable del músico catalán.