La artista lisboeta nos entrega su nuevo trabajo un año después de su más reciente EP A Flor da Urtiga, disco en el que colaboró con Panda Bear a los mandos de la producción y que a la postre sirvió para ampliar al máximo el abanico de recursos presentes en sus composiciones. A pesar de ello, en esta nueva entrega podríamos afirmar que en parte se produce un regreso a los orígenes, ya que Maria ha contado con su hermana Julia para dar vida a unas canciones que por momentos nos recuerdan todo lo bueno que tenía Pega Monstro, el grupo de noise rock que ambas desarrollaron. Sin ningún miedo a combinar el mayor carácter folklórico de sus composiciones junto a unas guitarras más robustas de lo habitual, estas canciones nos dejan una vez más fascinados ante la capacidad de la artista de darle vida a unas narrativas donde lo cotidiano se entrelaza con lo sobrenatural y anecdótico, ofreciéndonos de este modo una visión siempre apasionada de los sucesos que esconden algún que otro infortunio.

A través de las siete canciones que componen este disco, no duda en divagar en la forma en la que las personas cambian, lograr que la Virgen María se encuentre totalmente presente entre nosotros o manifestar todos los malestares que se producen cuando las relaciones no funcionan.  En definitiva, una descripción ocurrente con la que poder reflejar lo caótico que tiene el mundo en el que nos movemos a través de un filtro de ironía y necesidad de poner el foco en todo aquello que puede sacarnos de quicio pero que tendemos a ignorar. Además, no podemos pasar por alto como Maria siempre nos ofrece la necesaria mirada feminista de todas aquellas situaciones que atañen a las mujeres y tienden a ser silenciadas por la sociedad, algo que ya ocurriese en ‘Balúrdio’ y que ahora vive un nuevo episodio en una ‘Fórceps’ que emerge como una canción de amargo realismo. Todo ello llega a través de esa forma de lograr que las historias encerradas en los temas resulten de lo más vivaces y con esa mirada que huye de cualquier tipo de autocomplacencia.

Con más de esos momentos donde nos damos cuenta de lo valioso y variado que puede resultar la forma en la que Maria y Julia son capaces de sacarle el mejor partido a los sonidos que parten de la tradición portuguesa, la propia ‘Benefício da Dúvida’ emerge como una de las canciones más poderosas del disco, recuperando el tono más agitador y esos momentos de aceleración donde los recursos rítmicos resultan imprescindibles. Este enfoque está presente también en menor medida en una ‘Desaparece’ que refleja perfectamente esa particular forma de hacer que los sonidos acústicos puedan alcanzar un grado de impacto mucho mayor, todo ello con la vista puesta en tratar de depurar estampas frustrantes y arrojar algo más de luz sobre la forma en la que nuevas etapas vitales se abren ante nosotros sin apenas darnos cuenta. Todo un ejercicio de tratar de comprender al máximo el mundo que la rodea y aprender a moverse por él sin bajar nunca la cabeza.