Sam Cook-Parrott continúa firme con su forma de hacer canciones al frente de Radiator Hospital, entregándonos un nuevo disco que vuelve a estar bañado por ese tono agridulce que impregna todas sus composiciones. Buscando siempre tratar de encontrar el equilibrio entre la forma de cargar a la espalda con las oportunidades fallidas y al mismo tiempo poder mirar al futuro con brillo en los ojos, este nuevo conjunto de temas pone de manifiesto lo bien que sabe gestionar el grupo los sobrios recursos de los que dispone. Dándole un giro a aquello de banda de rock movida por ritmos totalmente nerviosos, este disco esconde diferentes etapas con las que se destapan como unos músicos de lo más certeros en la escritura de canciones con las que serenar nuestra angustia existencial. Para ello, tiran de múltiples recursos como el análisis de su entorno, algo que se puede apreciar a la perfección en ‘Yr Head’, el impetuoso single inicial donde nos muestran ese tipo de gente que busca culpar a otros, sin afectarles lo más mínimo. Reflejando a lo largo del disco cómo muchas veces no nos sentimos solos en nuestras luchas, la mayoría de las composiciones capturan episodios de frustración y desesperanza, pero un mensaje de que uno puede superar estos sentimientos y encontrar una forma de seguir adelante. Para acrecentar este realismo de tratar de encontrar la luz al final del túnel, nos presentan piezas como ‘Warming World’ donde no dudan en adoptar un semblante más serio y misterioso.
Superando el ecuador del disco, vamos a continuar con canciones que ponen encima de la mesa ciertas reflexiones sobre la vida y las relaciones, y cómo a veces nos sentimos atrapados en roles predefinidos. ‘Bette (Me)’ puede ser un buen ejemplo de ello, mostrando a dos personajes que se siente como si estuvieran actuando en una película de serie B debido a la forma en la que sus vínculos se han ido devaluando y volviendo más extraños. Como contrapartida al intentar encontrar sentido a la vida a través de compartirla, parece que Sam se redime de sus errores en ‘Spinning’, lanzándose en esta ocasión a la búsqueda de respuestas en su interior. Sugiriéndonos que aunque se sienta perdido y confundido, y que está buscando una forma de escapar de sus problemas, la propia confusión muchas veces nos lleva por caminos imprevisibles que resultan ser la puerta de salida. Para rematar esta forma de poner freno a la forma en la que la ansiedad escala en la recta final del disco, ‘Can’t Stay (Myself)’ refleja el descenso definitivo a los infiernos con todas las energías volcadas de forma inequívoca en el resurgir en una nueva etapa vital. Cerrando el círculo y encontrando una historia sólida de principio a fin, Radiator Hospital muestra todas esas circunstancias vitales que muchas veces nos condicionan y no ayudan en nada a resolver nuestros problemas.
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