Hay un momento en la noche en que la energía del principio se transforma. Ya no hay planes, solo impulsos. Las canciones se mezclan en el aire espeso, la gente se mira con menos atención. En ese instante de suspensión, cuando la euforia pierde su forma y el cansancio se filtra en las luces estroboscópicas, es donde 'MARIAGREP IS NOT A CRIME' cobra sentido.
El disco de mariagrep no busca un lugar cómodo en la pista, sino que recorre los extremos de la experiencia nocturna. Entre la seducción del exceso y la inevitable caída que lo sigue, las canciones capturan el frágil equilibrio entre el deseo de pertenecer y la certeza de que todo se desvanece con el amanecer. No es un homenaje a la fiesta ni una condena de sus excesos, sino la constatación de que en ella conviven la euforia y el agotamiento, la conexión y la soledad.
Desde el primer golpe de '123 YA!', la intención es clara: esto no es un recorrido ordenado, sino una sucesión de pulsiones. El ritmo se impone con una insistencia mecánica, acompañado de una lírica que juega con la repetición como si fuera una máquina programada para el bucle de la noche. La tensión entre la exaltación y el agotamiento aparece desde el inicio: "Más fiesta, más estrés", dice sin rodeos, fijando desde el primer momento un tono donde el entusiasmo siempre roza el desgaste.
'Gafas de Ferrari' y 'Otra Noche' refuerzan esta exploración del desgaste en la fiesta. En la primera, la producción sintetizada y la voz tratada refuerzan la sensación de distorsionarse en la multitud. La segunda, con su estructura circular y su insistencia en la idea de una noche que se alarga hasta perder la memoria, es un retrato sin adornos de la desorientación que sobreviene al exceso. "No me acuerdo de nada, me quedé en ayer", sentencia, dibujando un estado donde el tiempo y el sentido se desmoronan.
Si en 'Mi Atención' se cuestionan los juegos de poder en las relaciones, en 'Tempo II' el foco está en la autoconciencia, en el descubrimiento de que a veces lo único que queda en pie tras el naufragio es uno mismo: "Lo único que me gusta de los dos soy yo". Es en estos momentos donde el disco se aleja de la desorientación nocturna y se acerca a un registro más crítico y personal, sin abandonar nunca la cadencia electrónica que unifica el conjunto.
El sonido de 'MARIAGREP IS NOT A CRIME' se nutre de la influencia del pop electrónico y las raves, pero también de una atención a la melodía que impide que la propuesta se convierta en un simple ejercicio de experimentación sonora. 'Cogollito', con su cadencia relajada y su lírica de evasión, ofrece un respiro entre la densidad del conjunto, mientras que 'Te Gríté' lleva la tensión al extremo con su agresividad contenida.
La colaboración de productores como Mundo Prestigio, Galician Army, Juait o Manuel Blanco se percibe en la diversidad de texturas y enfoques que atraviesan el disco. La secuencia de temas, lejos de seguir una lógica convencional, refuerza la sensación de una noche que se vive a saltos, con momentos de claridad y otros de completa desorientación.
En 'Basura', la crónica de la fiesta se vuelve más cruda. "La gente molesta, se droga y se acuesta", dice sin rodeos, despojando la noche de cualquier romantización. No hay nostalgia, solo la constatación de que, al final, la pista de baile también es un escenario de agotamiento.
'MARIAGREP IS NOT A CRIME' es un recorrido por una noche sin final definido, donde el baile y el desencanto se confunden hasta volverse indistinguibles. Mariagrep no construye himnos, sino fragmentos de una experiencia que se desmorona y recomienza en cada pista. En ese vaivén constante, la fiesta deja de ser solo un escape y se convierte en un reflejo distorsionado de quienes la habitan.
Conclusión
'MARIAGREP IS NOT A CRIME' es un relato fragmentado de la noche contemporánea, donde el baile es a la vez escape y condena. mariagrep atraviesa el pop electrónico con una expresión directa y despojada, explorando la sensación de encontrarnos más solos que nunca en mitad de la fiesta.