Mantener un buen nivel creativo entre dos álbumes publicados con pocos meses de diferencia es una tarea complicada. Sin embargo los australianos King Gizzard & The Lizard Wizard lo han cumplido con creces en su último trabajo I’m In Your Mind Fuzz. Recordemos que el grupo editó en marzo Oddments, otro gran trabajo psicodélico pero con unos parámetros muy diferentes. Si en Oddments nos enseñaban un gran sonido de carencia Lo-Fi y recurrían por momentos al influjo glamuroso de David Bowie, las cosas se presentan muy diferentes en este nuevo álbum. ‘I’m In Your Mind Fuzz’ es un disco paranoico que por momentos roza lo apocalíptico y en el que nos dan una buena lección de cómo la psicodelia puede llevarse fácilmente por terrenos garageros. Un título acertado para definir la forma en el que cada riff galopante se adentra en tu mente y permanece una buena temporada revolviéndote muchas cosas. Y es que por si algo destaca esta numerosa banda es por explorar al límite el camino que elijan involucrando en esta exploración al oyente.
El trabajo comienza con un ‘I’m in Your Mind’ que poco a poco se va desenvolviendo desenfrenado e hipnótico. Esa cualidad que tan bien se les da The Oh Sees en cada trabajo también está en posesión de los australianos, realizando un auténtico ejercicio de hiperactividad en las cuerdas de su guitarra. La explosión de tales características a mitad del tema es algo que sabes que va a suceder, pero no por ello te deja de sorprender. Concatenando el tema inicial con ‘I’m Not in Your Mind’, llega el juego de confusiones del disco. Hemos cambiado de pista pero las progresiones se siguen sucediendo, tomando cada vez un aire cada vez más alucinógeno. Dudas si has escuchado esa melodía anteriormente, pero no importa, ya que acto seguido quedará sepultada por otra diferente pero de igual condición.
El atrevimiento a la hora de prolongar el tema inicial en el tiempo llega hasta el tercer corte. ‘Cellophane’ continúa con las directrices iniciales, dotando todo de un mayor efecto espiral acompañado por una dulce tensión. El desenlace no llega sin embargo hasta ‘I’m In your Fuzz Mind’ donde completamente desorientados en nuestra cabeza solo queda una sensación de haber vivido algo muy intenso y agotador. Buscad vosotros mismos la experiencia anteriormente vivida que mejor conecte con estos más de 12 minutos iniciales. A partir de este punto entramos en otro ambiente de mayor sutileza pero manteniendo la inspiración compositiva.
Llegando al ecuador del trabajo, el grupo sigue desdibujando temas de una forma poco ortodoxa pero sin llegar a la extenuación inicial. ‘Empty’ empieza a coquetear con los ambientes cálidos y adentrarse en un caleidoscopio de colores menos intensos pero al mismo tiempo más definidos. De este modo llegamos a ‘Hot Water’ adquiriendo todo el tono telúrico de su anterior trabajo. Los vientos ganan protagonismo brindándonos estrofas muy agradables. Para que no caigamos en la relajación, el grupo regresa a las altas pulsaciones en ‘Am In a Heaven’. Una aceleración que se diferencia a los cuatro primeros temas en que aquí el apocalipsis parece aún más cercano y sorpresivo. El garage agresivo al que suele acostumbrarnos Ty Segall pero midiendo mucho mejor los tiempos y siendo muy conscientes de cuando tus pies han despegado del suelo.
Con las cuerdas de las guitarras que parecen haber ardido definitivamente, las tres últimas canciones parecen un oasis en otro nivel en al más allá. El complemento perfecto al desgaste inicial que nos demuestra que este grupo sabe hacer de todo y hacerlo muy bien. Temas como ‘Slow Jam 1’curan todas las heridas a base de una psicodelia de dormitorio donde las visiones extrañas resultan tan placenteras como las consecuencias que las provocan. Ambiente máximo de paz con regusto algo depresivo. ‘Stand Speeds Up’ continúa por esta senda de los Beat Happening más narcóticos. Las distorsiones con pastilla se extenúan y todo parece desvanecerse poco a poco. Algo que parece ocurrir definitivamente en ‘Her & I (Slow Jam II)’ donde regresa algo de fuerza para conseguir avanzar como en las películas hacia el sol que poco a poco se oculta en las montañas.
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