Review

A Moon Shaped Pool

Radiohead

2016

9


Por -
Debido a la expectación creada por la salida del noveno disco de estudio de Radiohead, decidimos realizar dos reviews por separado con el fin de comparar distintos puntos de vista. Dado que las conclusiones de ambas reviews son muy similares, hemos compilado las dos reseñas bajo la misma entrada. 

Primera reseñaHablamos en unos años

Con la publicación de A Moon Shaped Moon, el apodado “LP9” de Radiohead, se ha popularizado un poquito más el término “primera escucha”. Su significado es literal y se refiere a la primera vez que uno se pone el disco entero. ¿Por qué es importante?

Últimas horas, titulares y soplos han adoptado una dimensión tan grande con el lanzamiento de este LP9 que prácticamente nadie lo ha escuchado limpio de hype. La primera escucha debería estar algo más libre de opinión e influencia, pero las siguientes ayudan a situarlo todo en el mapa. Por eso extraña acabar considerando "Burn The Witch" la canción más popera y accesible del álbum después de sorprendernos el otro día por su enfoque exótico y grandilocuente. No, no esperaba sólo cápsulas hiperdepresivas ni sólo guitarrazos desbocados ni experimentos electrónicos. Venía con las manos vacías a ver qué pasaba.

¿Por qué lo llaman clímax cuando quieren decir subidón? El disco es un lamento nostálgico: la mayoría de los temas tratan de mirar atrás, de echar de menos, de dejar ir. La separación de Yorke en 2015 domina la delicada, profunda y catatónica "Daydreaming" tanto en su concepto como de forma patente en los versos finales, que parecen susurrar “half of my life” al revés. La canción no es precisamente corta y encima parece no llevar a ningún sitio…

Exacto. Va de eso.

La posible falta de clímax en algunos momentos no estropea la calidad del mensaje ni su forma. El delicioso toque de guitarra acústica en "Desert Island Disk" es de lo mejor del álbum sin llegar a ningún momento de estridencia o subidón: linear, sencillo, cálido y humano, casi esperanzador en un panorama remoto y enfriado. Al otro lado, momentos más vainilla como "Decks Dark" cuyo ritmo relajado, detallitos de guitarra con distorsión y coros, aunque agradecidos, no llegan a transmitir lo que otros pasajes del LP. Lo mismo pasa con "Glass Eyes" o la melancólica "Tinker Tailor...". En la primera, uno duda si la canción alcanzaría su carácter liviano y volador sin sus suntuosas líneas orquestales. En el caso de la segunda quizá haya más sustancia, pero su sonido ambient minimalista acaba desembocando en una sección final que vuelve a depender mucho de las cuerdas.  Ni "Glass Eyesni "Tinker tailor…" nos hacen tirarnos de los pelos enloquecidos, pero arropan el mensaje del disco con la misma destreza y delicadeza.

Menos delicados son el jugoso riff ensordecido y la cadencia propulsora de ‘Ful Stop’, tema que ya debutó en directo en las giras de The King Of Limbs (2012). La monotonía del riff sirve como base para la decoración space-rock tipo ‘encuentros en la tercera fase’ que acompaña la evolución del tema: rayos y ecos sintetizados van insinuando un crescendo que cuando florece entrega uno de los sonidos más psicodélicos en A Moon Shaped Pool.

No es de extrañar, pues, que la faceta de Jonny Greenwood en este trabajo (materializada por la London Contemporary Orchestra) responda más a su reciente trayectoria de compositor de bandas sonoras que de guitarrista. El álbum se lee como si fuera una película. Prueba de ello es el increíble final de ‘The Numbers’, corte que empieza como un ensayo acústico y relajado, repasando el mismo motivo acústico y acaba tomando forma final de tragedia, con cierre en la tónica y casi apagón de luces y bajada de telón. Uno de los momentos álgidos de A Moon Shaped Pool, sin duda.

No nos olvidamos de brindar por Selway y por Colin Greenwood, una de las secciones rítmicas más inventivas y creativas que hay hoy en día. El groove sincopado en "Identikit(otra vieja amiga) y su estridente sintetizador sorpresa se encargan de sacudir el viejo mensaje Yorkiano de aislamiento y desencanto con la gente (“Pieces of a wreck of mankind / that we can’t create”). Su estribillo canta que son los corazones rotos los que se dejan la pasta (“Broken hearts make it rain”).

Una expresión más de tristeza con ritmo es "Present Tense". Lo que empezó alrededor de 2009 como un sencillo arreglo de voz y guitarra termina en este álbum convertido en una especie de bossa nova del pasar de página: maracas, punteos, groove… Su detalle y su atmósfera están en otra liga. Maravillosos. Los que venían esperando una versión de estudio de "Present Tense" deben estar como yo, pensando que podría ser la mejor canción del disco.

Pero cuesta decir algo así. "True Love Waitses otro cometa que los fans de Radiohead han visto pasar muchas veces desde 1995. Su enfoque, una íntima balada a la deriva y su mensaje, altamente esperanzador viniendo de Yorke, son el punto y final a un larga duración que repasa diversos matices y diferentes fases de la pena. ¿Podría ser que la canción que cierra el disco fuera escrita al principio de su romance, ya frustrado?

A Moon Shaped Pool no es un álbum que mire hacia adelante, mira hacia arriba. No robará el corazón a los enamorados de otros trabajos pasados…Su tono bajo, sutil y reflexivo hacen que parezca largo, enrevesado, casi presuntuoso. Da respeto. Pero bueno, lo mismo decían de El Padrino en 1972. Puede que hoy parezca no tener clímax… Hablamos en unos años.

Segunda reseña - Creencias sacrificadas

Seamos sinceros: la mayor parte del hype por el nuevo disco de Radiohead provenía del miedo. Por primera vez, había verdadero pánico por que hiciesen un álbum que no estuviese a la altura de su carrera. The King of Limbs (2011, XL) fue un pequeño tropiezo más que un descalabro, pero los dos trabajos casi en solitario de Thom Yorke que lo sucedieron parecían confirmar que uno de los mayores genios de la música popular británica había entrado en decadencia. Las voces más conservadoras apuntaban como culpable a su ansia por hacer música electrónica, aunque es una teoría fácilmente desmontable: tanto Kid A (2000, EMI) como Amnesiac (2001, EMI) contaban con un gran componente electrónico, mientras que su carrera en solitario había dejado maravillas como ‘The Eraser’ o ‘Ego’.

Lo que mató a Yorke durante el principio de esta década fue abandonar su creatividad melódica para concentrarse en aspectos rítmicos, donde no es tan brillante como le gustaría. Probablemente ahí sea donde reside la grandeza de este A Moon Shaped Pool, que contiene canciones estructuradas de forma más democrática que lo que nos había estado ofreciendo Yorke los últimos tiempos. Lo que es realmente sorprendente sobre este último disco es que no hay nada que te haga llevar las manos a la cabeza, ningún palo que no hubiesen tocado antes. Ahí se puede dibujar, en cierto modo, alguna similitud con In Rainbows, que reafirmaba más que rompía. Radiohead se reciclan constantemente en A Moon Shaped Pool, pero lo hacen de una manera tan brillante que esta especie de parón innovador no es problemático en ningún momento.

En este noveno disco de estudio, Radiohead recogen sus últimos quince años de carrera y tratan de reconstruirlos a través de metodologías diferentes. Por ejemplo, ‘Ful Stop’ tiene todo lo bueno de The King of Limbs y ninguno de sus fallos. Hay un frenesí rítmico al final, pero no impide de ninguna manera el desarrollo de la melodía ni de la instrumentación subyacente. Además, está construida lentamente, empezando como una canción prácticamente post-punk y acabando como algo más etéreo. Algo similar ocurre en “Identikit”, donde hay un parón a mitad de la canción para que Thom Yorke introduzca el principal gancho (broken hearts, make it rain), que será interpretado posteriormente por una especie de coro fantasmagórico sobre una base electrónica.

Sí se puede encontrar, de todas formas, un hilo conductor en este disco. Los arreglos orquestales de Jonny Greenwood aparecen en gran parte de las 11 canciones que forman el disco, añadiendo un aporte dramático que quizás falte en las melodías y progresiones de acordes. Probablemente ésta no sea una de las colecciones de canciones más brillantes de Yorke, pero han encontrado la manera de adornarlas lo suficiente como para que nos creamos que sí lo son. Canciones como “The Numbers” o “Tinker Tailor Soldier Sailor Rich Man Poor Man Beggar Man Thief” se nutren especialmente del reconocible trabajo de Greenwood, que vuelve a demostrar que es el segundo músico más importante del grupo. Nos deja incluso un guiño a la etapa guitarrera del grupo al final de “Identikit” con un solo aparentemente caótico que acaba culminando una canción realmente redonda.

Es precisamente a partir de “Identikit” cuando el disco adquiere una carga emocional complicada de gestionar. No es que Radiohead hayan sido alguna vez el grupo más alegre del mundo, pero las últimas canciones de A Moon Shaped Pool muestran una desesperación que llevaba tiempo sin emerger. Es un sentimiento especialmente representado en dos viejas conocidas: la primera, “Present Tense”, tiene a Yorke bailando alrededor de una melodía devastadora y una atmósfera rítmica que recuerda mucho a “Reckoner”. Los arreglos resultan incluso anecdóticos, puesto que el propio esqueleto de la canción es tan cautivador que ningún añadido puede distraer de él.

La otra vieja conocida es, por supuesto, “True Love Waits”, que lleva escrita desde hace más de 20 años e incluso fue publicada en 2001 en el disco en directo I Might Be Wrong. Por entonces, Thom Yorke la cantaba acompañado de su guitarra acústica y parecía que había algo de esperanza escondida en ella. Esta nueva versión a piano es simplemente dolorosa, un lamento desolador en el que no hay absolutamente nada a lo que agarrarse. La voz de Thom se rompe a medida que excava en la letra e implora no ser abandonado: I’ll drown my beliefs / To have your babies / I’ll dress like your niece / And wash your swollen feet / Just don’t leave. En un álbum en el que cada tema se presta a una extensa autopsia musical, el hecho de acabar con una canción tan estéticamente opuesta al resto es una declaración arriesgada. La letra no esconde ninguna alegoría, la instrumentación no es especialmente interesante y casi todo el mundo que estuviese familiarizado con Radiohead ya la conocía de antemano. En cierto modo y si tomamos A Moon Shaped Pool como un recorrido por la carrera de Radiohead, publicar “True Love Waits” es su forma de sacrificar sus creencias por la búsqueda de algo más honesto. Hay, sin embargo, un lado negativo: es imposible que todo esto no suene a despedida.

Primera reseña escrita por Toni Delgado; segunda reseña escrita por Alberto Andrés.

Álbum

A Moon Shaped Pool

Artista

Radiohead

Año

2016

Discográfica

XL

Madrid, '94. En contra de muchas cosas y a favor de unas cuantas.

  1. Braian

    Excelente reseña, muy crítica y certera. Me gusta la manera en la que desmenuzan el disco delicadamente y sin exabruptos. Enhorabuena y viva Radiohead.

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