Lookmom son una de esas formaciones que siempre resultan de lo más desconcertantes, todo ello siempre con los efectos más positivos que posee este adjetivo. Sin saber donde encasillar su música, Aleix y Rob simplemente se dejan guiar por un apartado melódico donde el caos se funde con la euforia, pero también con la brillantez precisa para saber donde tienen que guiar unos temas que ante todo huyen de la linealidad. Así nos lo demostraros con sus primeras canciones ‘i think i just got ripped off’ y ‘the real meaning of friendship ‘, cortes con los que ponernos en el disparadero y apelar a un formato de art rock que tiene tanto de garagero como de alucinaciones propias de la cara más orgánica de Animal Collective. Pues bien, su primer disco Well Spent Youth contiene buenas dosis de todas estas texturas dispares, pero también un gran atrevimiento con el que mostrarnos una historia donde todas las piezas encajan. A lo largo de esta referencia se pasean por revitalizantes capas de punk deformado y puesto al servicio de una producción Lo-Fi que hace que sus temas puedan calar más hondo. Todo ello resulta aderezado con un apartado rítmico que siempre lleva la voz cantante, haciéndonos ver como son una formación que ante todo sigue su instinto a la hora lograr ideas clarividentes. Aprovechando la publicación de su debut, hemos tenido el placer de entrevistarlos.
Escuchando vuestro disco debut, sin lugar a dudas sois una banda que no cierra la puerta a casi ningún género. ¿Creéis que escucháis música de lo más variada y que eso influye bastante a la hora de mostrarlo en vuestra música?
Totalmente. Siempre hemos trabajado con lo que teníamos a mano, y durante mucho tiempo hemos partido de los elementos básicos del rock: bajo, batería, guitarra. Sin embargo, la música que hacemos no significa que sea la que nos guste más. Esta inquietud hace que nos dejemos permear por cualquier otro género que nos mole, y ahí casi todo tiene cabida. Tenemos al algoritmo de Spoti un poco desconcertado. Por ejemplo, las últimas canciones que he escuchado son ‘Vamos a Callar’ de los Chichos y ‘Only Human’ de Four Tet.
Entrando un poco más en el apartado estilístico, llama la atención como alternáis desde el garage rock más epiléptico de canciones como ‘We Play Offensive’ a un cierto regusto por el space pop más expansivo de la inicial ‘All Knobs at 11’. ¿En algún momento os preocupó como podría ser entendido el trabajo en su conjunto y si tenía la suficiente coherencia entre sus partes?
Pues la verdad es que sí que nos preocupaba un poco, por lo menos al principio. Creemos que Well Spent Youth tiene las virtudes y defectos de un primer disco: ambición y desparpajo, pero también sobrecarga y una potencial falta de coherencia que llama la atención. Sin embargo, la figura de un productor puede transformar lo que a priori son tus defectos en tu seña de identidad. Y esto ha sido posible gracias a Hans Krüger, que mezcló y produjo el disco. Con él buscamos un hilo conductor en cuanto a estética sonora, al mismo tiempo que preservamos una identidad propia de cada canción. Fue un proceso muy duro y divertido a partes iguales, y ahora se nos reconoce esta variedad como algo positivo, cosa que nos hace muy felices.
Imagino que en un disco donde las canciones tienen multitud de capas y detalles precisos, quizás pueda resultar algo complicado saber cuándo parar de añadir cosas a un tema. ¿Hubo alguna ocasión en la que os resultó complicado saber cuándo realmente habías finalizado una canción?
¡Y si supieras la de cosas que quitamos! Te preguntas: entre este güiro, pandereta, cuica, bongo, timbal, zambomba… ¿Qué es imprescindible? Y te das cuenta que la respuesta es ‘nada’ (risas). Pero cuando estás explorando se te va la pinza y quieres meter todo ahí. Aparte, también sufrimos un poco el síndrome de empezar a grabar y esconderte detrás de capas y capas al ver que las cosas no suenan del todo bien. Pero esto es bonito, todas las fases de aprendizaje son válidas artísticamente. Intentaremos que el segundo disco sea opuesto en este sentido: poco motivos, generar espacio, apreciar los silencios… pero esto no es garantía de nada. Quizás será más maduro, pero no mejor.
"Creemos que Well Spent Youth tiene las virtudes y defectos de un primer disco: ambición y desparpajo, pero también sobrecarga y una potencial falta de coherencia que llama la atención. "
Según lo que se intuye en algunas canciones, el sampleo podría ser algo que se encuentra en el trasfondo de vuestras canciones. ¿Sentís que os gusta bastante todo lo que implica el sampleo y que ha sido importante para vosotros?
Nos encanta esta pregunta y la respuesta es sí. Hay un poco esa cosa filosófica de reutilizar fragmentos sonoros y modificar su significado al quitarlos de contexto, casi como un meme musical. Sin embargo, más que en el disco, el sampling está marcando los pasos a seguir en un futuro inmediato. Rob tiene mucha cultura hip-hop que está influenciando la banda, y últimamente estamos intentando profundizar en la técnica del sampleo (con un 404, y los teclados Casio SK1 y Yamaha VSS-100). La verdad es que se nos ha abierto un mundo de diversión: pillar un vinilo de 1€, cortar, hacer una base… aparte que reescribir narrativas es conceptualmente muy estimulante. El objetivo seguirá siendo el mismo por eso: tener una excusa para hacer una buena canción pop.
Hablando sobre el proceso de grabación del disco, me gusta mucho el acabado un tanto Lo-Fi y ruidoso que le dais a canciones como ‘I Think I Just Got Ripped Off’. ¿A la hora de gestar y grabar estos temas fuisteis buscando un poco mantener la esencia del sonido casero y lleno de imperfecciones que siempre quedan bien?
La esencia Lo-Fi no fue premeditada sino que apareció de forma natural debido a nuestro bajo conocimiento en grabación y los medios precarios (sobretodo acústicos) con los que registramos el sonido. Pero precisamente eso flipó a Hans: un montón de ‘accidentes felices’ a la hora de hacer ruido y sobre todo una esencia de local, de Lo-Fi, de DIY, llámalo como quieras. A partir de ahí trabajamos codo a codo durante muchos meses para conservar esta esencia y conseguir el máximo en términos de calidad de audio.
Sin lugar a dudas el apartado rítmico es algo que destaca mucho en los temas, ofreciéndonos en ocasiones giros bastante inesperados. ¿Sentís que este apartado adquiere una gran importancia en vuestra música y que muchas veces empezáis a construir vuestras canciones a partir de él?
Para nosotros todos los elementos están al servicio de la canción y priorizamos según el caso. Aunque sí que hemos trabajado las bases rítmicas muy a conciencia y de forma distinta. Por ejemplo, en ‘actors and actresses live things too intensely’ invertimos roles y Rob (que normalmente toca la guitarra) se puso a sacar el ritmo con la batería; en ‘king of spain’ usamos un loop de caja de ritmos e intentamos ser muy sutiles con la producción para buscar variaciones sónicas; en la intro de ‘endangered species’ usamos un break secuenciado como motivo repetitivo, que luego se toca en una batería acústica y se desarrolla durante el tema. Y también cabe destacar que hubo un despertar pachanguero percutivo en nosotros y lo pasamos en grande tocando lo que encontramos, quizás de ahí esa percepción tuya de que priorizamos el apartado rítmico.
La vena punk de vuestra música es algo que se puede intuir desde el primer momento. ¿Antes de formar Lookmom habéis pasado por bandas relacionadas con estos sonidos o al menos es algo que siempre habéis tenido muy en mente por si algún día formáis un grupo?
En La Seu hay una pequeña escena punk que en cierto modo influyó bastante sobre nosotros siendo más chavales, y nuestra forma de hacer música ya tiende un poco naturalmente hacia el caos y el desorden, además que nos encanta hacer ruido en el local. No tenemos ningún grupo punk previo a esta banda, y no estamos especialmente interesados en hacer música de género, pero solamente hablando del tema ya dan ganas de hacer uno posterior.
"Todas las fases de aprendizaje son válidas artísticamente. Intentaremos que el segundo disco sea opuesto en este sentido: poco motivos, generar espacio, apreciar los silencios… pero esto no es garantía de nada. Quizás será más maduro, pero no mejor."
Entrando en todo lo que implican los sonidos sintéticos de este trabajo, ¿creéis que habéis empleado un equipo bastante extenso para lograrlos o más bien intentasteis exprimir al máximo todas las posibilidades que teníais a mano?
Al principio nos pillamos dos micros (un Beyer m160 y un Moth mic) y tiramos con todo lo que teníamos a mano. Por mencionar específicamente: un micro que Rob cogió prestado del insti en 4º de ESO, el primer ampli Fender Frontman de Rob, unas maracas que compré en Cuba, y unos previos que nos vendió un amigo a buen precio. También invertimos algunos cuartos en un Microbrute y en la caja de ritmos Tanzmaus.
Luego en la fase de mezcla, Hans puso a nuestra disposición todo un arsenal de cacharros únicos, que ayudaron a elevar nuestro sonido. Menciones especiales a su Fender Rhodes, los sintes Roland SH-101 y VP-330, el Yamaha Omnichord y el multiefectos Eventide H-3000.
Sin lugar a dudas, a lo largo de vuestra música las temáticas resultan de lo más variadas, dejándonos ante escenas de lo más alocadas. ¿Sentís que el trabajo posee algunos hilos conductores que fuisteis desarrollando a medida que componíais las canciones?
Hay varios elementos que consideramos que marcan una línea estética coherente. Por ejemplo, los coros en falsete tipo “lala” (que conectan muy bien con un imaginario infantil), secciones con motivos repetitivos que van creciendo en intensidad, y el que llamamos “sonido Montreal studios” (una cadena de artilugios para saturar el sonido de forma única).
También creemos que, del propio ejercicio de componer, nuestros temas comparten un ADN común que va más allá de estructuras formales o especificaciones técnicas.
Algo que también se intuye en estas canciones, es la gran complicidad que tenéis a la hora de reflejar historias rocambolescas o la que se perciben como bromas privadas. ¿Creéis que en vuestras canciones hay bastante de esto o más bien tratáis de excluirlo de los temas?
Tenemos una complicidad personal que nos permite reflexionar sobre nuestras vivencias de una forma similar. Esto hace que podamos hablar de cosas emocionalmente más serias o de lo más mundano y que nos parece divertido. Tendemos a quitar hierro a lo más dramático y a dar una relevancia artística a detalles aparentemente insignificantes.
Entrando en todo aquello que supone el rock pirenaico, ¿creéis que en la actualidad hay un número importante de grupos que más o menos facturan música desde esta zona?
Más que rock en nuestra región hay una fuerte tradición de música folk, algo que por supuesto nos encanta. Hay un sinfín de formaciones y solistas y suele ser el acordeón el protagonista.
"Tendemos a quitar hierro a lo más dramático y a dar una relevancia artística a detalles aparentemente insignificantes."
Pensando en cómo llevaréis estas canciones al formato directo, ¿consideráis que tocarlas algunas en vivo resulta complejo o ya tenéis bastante definidos como serán vuestros conciertos?
Pues le dimos algunas vueltas a cómo llevar en vivo las canciones del disco siendo dos personas y llegamos a una conclusión: necesitábamos refuerzos. Entre los dos podemos defender las canciones (y de hecho estamos preparando un directo readaptando los temas bajo una influencia muy post-punk) pero hemos hecho tres fichajes: Erika Weigand al bajo, Ernest Pipó en los teclados y guitarra, y Edu Pons al saxo tenor y vendiendo merch (eso él aún no lo sabe), que nos ayudarán a sonar más rotundos y completos y en definitiva más fieles al disco.
En todas nuestras entrevistas nos gusta que nos dejéis una pregunta para la siguiente banda a entrevistar. ¿Cuál es la tuya?
La hacían hace unos días en Instagram Las Tiburona y nos pareció graciosa: ¿Bises sí o bises no?
Del mismo modo tengo una para vosotros a cargo de Iñaki de Kokoshca: ¿serías capaz de componer una canción con un solo acorde?
Claro que sí, y si quieren la podemos hacer juntos, que somos fans de Kokoshca.

