Crónica

Vodafone Paredes de Coura 2022

VIernes

19/08/2022



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Nuestra jornada del viernes comenzó con una nueva Vodafone Music Session en un lugar para nada esperado, ya que nos dirigimos a las obras de acceso de Paredes de Coura a la A3. Una nueva carretera con la que mirar a una mejor comunicación y hacia un futuro incuso más próspero, todo ello amenizado por Chinaskee y su banda en el que seguramente fuese el concierto de rock más enérgico que nos encontramos en toda la edición del festival. Después de no poder tocar el lunes anterior en el centro de la villa debido a la lluvia, Miguel Gomes y su banda se desquitaron a base de decibelios. Recibiéndonos con la música enlatada del tema central de Totoro, dio comienzo rápidamente la descarga eléctrica que nos tenían preparados. En esta nueva etapa posterior a la de Os Camponenses, el artista se encuentra totalmente encaramado al rock noventero que destila melodías rutilantes y una forma de domar los muros de sonido totalmente melódica. Concatenando prácticamente todos los temas, canciones como ‘Popular’ o ‘Desanimado’ nos dejaron ante la fiel esencia de un artista con un talento innato para mostrar el cuchillo entre los dientes en cada estrofa.

De vuelta ya al reciento, la tarde comenzó con Márcia en el escenario Vodafone FM. Ofreciéndonos unas composiciones ideales para aquellas horas del día, muy basadas en un pop de corte intimista bien arreglado gracias a ciertos arreglos jazzísticos, poco a poco se ganó al público cada vez más abundante que se situaba en la parte frontal del escenario. Presentando los temas de su más reciente trabajo Picos e Vales, la artista nos hizo ver como su música está plagada por momentos donde trata de comprenderse mejor así misma, todo ello buscando compartir en todo momento ciertas reflexiones totalmente introspectivas. Transitando entre diferentes dinámicas más relacionadas con ritmos entrecortados y esa forma de buscar enfatizar estribillos entregados al encontrar respuestas a difíciles preguntas vitales, cumplió con creces las expectativas creadas alrededor de su actuación.

Localizándonos rápidamente en el escenario principal Sylvie Kreusch se presentó como una de esas artistas que cada vez está teniendo más protagonismo dentro de los circuitos festivaleros europeos gracias a los contrastes de un pop de corte clásico donde es capaz de enseñar sus garras en el momento más inesperado. Ataviada con un traje rojo, ofreció un concierto que define muy bien su explosiva personalidad. Sin descuidar en ningún momento ese toque rítmico tan enérgico que pueden tener sus composiciones, nos hizo ver lo bien que se le da moverse por aquellos compases donde el componente barroco llama con fuerza a la puerta, no olvidándose tampoco de un toque glamuroso mucho más relacionado con la música setentera. Haciendo que su directo fuese de menos a más, Sylvie y su banda nos demostraron que su presencia en el festival resultaba más que justificada, más teniendo en cuenta que son una clara apuesta de futuro.

La siguiente banda en actuar fueron Baleia Baleia Baleia, quienes repitieron presencia en esta edición después de haber actuado días antes en el centro de la villa. Con los temas de su reciente trabajo Suicídio Comercial como tónica del directo, nos hicieron ver que son una de esas bandas que asimilan a las mil maravillas diversas influencias y las someten bajo un filtro totalmente personal. Si bien es cierto que por momentos se guían a través de ritmos propiamente post punk, su directo poco a poco fue tomando un rumbo inesperado, todo ello tirando de un sentimiento melódico de lo más esquivo donde fueron ganando mayor electricidad y energía desbordada a medida que transcurría el directo. Sin olvidarse tampoco de momentos de cierto caos bajo control, lograron ocupar a las mil maravillas el hueco que de forma indirecta les habían dejado King Gizzard and The Lizard Wizard días antes y que propició que muchos de nosotros pudiésemos encontrarnos con un directo que desbarató completamente cualquier referencia que tuviésemos sobre ellos.

Adentrándonos en uno de los platos fuertes del día, Arlo Parks hacía acto de presencia en el escenario principal con su característica sencillez y humildad. Así fue como la artista británica rápidamente se metió en el bolsillo a un público que se sabía todas sus letras, evidenciando como el fenómeno global logrado incluso antes de la publicación de su LP debut Collapsed In Sunbeams sigue creciendo sin parar. Con una banda impresionante y esa forma de desarrollar las canciones dentro de la intimidad compartida con la que compuso la mayor parte de ellas desde su habitación, Arlo supo intercalar de forma magistral el componente más apaciguador de su música con todo el R&B estelar que atesoran canciones del estilo a ‘Caroline’. Moviéndose por el escenario con una gran entrega que acentuaba todas las estampas emocionantes de sus temas, nos hizo ver como los cimientos son lo más sólidos posibles para seguir llenando escenarios aún mayores.

Con un estilo bien diferente, Boy Harsher salían al escenario envueltos prácticamente en la oscuridad. Si bien su concierto apuntaba claramente al After Hours, se las apañaron a las mil maravillas en lo deliberadamente lúgubre de la carpa Vodafone FM antes de las nueve de la noche para ofrecernos el concierto inquietante que esperábamos. Así fue como el dúo logró sacar el mejor partido a unas canciones que se enrevesan en una electrónica cerebral, marcada por modulaciones agresivas y ese efecto de estar prácticamente en un clásico de John Carpenter emplazado en mitad del 2022. A través de sus buenas dosis de dance entendido de la forma más enrevesada posible y esas situaciones donde es preciso forzar el apartado vocal, poco a poco sentimos como el directo iba subiendo en revoluciones hasta alcanzar ese componente desquiciado que se intuye en su versión de estudio. En definitiva, lograron realmente su propósito de descenso a los infiernos fuese cual fuese la hora del día.

Siguiendo en la línea electrónica del viernes, Kelly Lee Owens actuó en el escenario principal ofreciéndonos uno de los conciertos más memorables de toda la edición. Situada ella sola en el inmenso escenario, rodeada de sintetizadores y pads, la británica nos demostró como no podía haber mejor escenario posible para desarrollar todo el potencial de una carrera inigualable a estas alturas. Dejándose llevar por el espíritu de baile elegante que atesoran sus tres LPs publicados hasta la fecha, pero también la enorme sensibilidad para transitar por melodías tan solemnes como las de ‘On’, Kelly logró cautivar a todos aquellos que asistían atónitos a un espectáculo de electrónica inspiradora a eso de las diez de la noche. Con la ayuda de unos visuales que agrandaban ese efecto de no necesitar nada más que nuestros propios pensamientos para mimetizarnos con su música, supo secuenciar a la perfección su setlist para enfatizar más que nunca de cara al final de su actuación los loops más agresivos y así poner el broche de oro a una actuación más que memorable.

Después de lo reconfortante y liberador que había resultado el concierto de Kelly Lee Owens, Arp Frique & Family también nos ofrecieron la correspondiente cota de baile que pedía el cuerpo, solo que de una forma muy diferente. Logrando que en formato directo resulten una gran orquesta capaz de lograr que todo pueda pasar, nos ofrecieron uno de esos conciertos donde el funk brilló sobremanera dentro de todas las influencias folclóricas africanas que atesora su música. Desde un primer momento fuimos conscientes de la elevada técnica interpretativa de sus componentes, dejándonos embriagados ante unos teclados completamente rítmicos que servían como hilo conductor del directo. Evidenciando una vez más como en el Paredes tienen cabida propuestas dispares, pero con una capacidad de sorpresa fascinante, todo lo que vimos en el escenario durante la actuación de Arp Frique nos dejó boquiabiertos al mismo tiempo que nuestras caderas lo disfrutaban sobremanera.

Sin perder el componente sintético que había caracterizado la jornada del festival, The Blaze llegaban con un estatus aún mayor que el que tenían hace unos años cuando debutaron en el festival. En esta ocasión el montaje de su escenario nos hacía augurar uno de esos directos en los que ante nuestros ojos podían pasar muchas cosas imprevistas, algo que a la postre acabó ocurriendo. Presentándonos su retahíla de recientes singles, el dúo supo como ofrecernos estampas de lo más precisas de lo que se presupone ser un concierto de electrónica emocional. A través de cinco pantallas que iban cambiando su posición entre canción y canción, lograban proyectar un cúmulo de visuales entregados a que nuestros recuerdos se filtrasen suavemente al ritmo de sus beats. Tirando de sus características voces roncas y enfatizando esas extrañas sensaciones de euforia que llegan cuando no lo intuimos, su actuación acabó siendo apoteósica de principio a fin.

Crónica a cargo de Noé Rodríguez y Garazi Espinosa

Tratando de escribir casi siempre sobre las cosas que me gustan.