Crónica

Bart Davenport · Wild Honey

Sala Maravillas

26/04/2025



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Wild Honey regresaba a Madrid después de más de tres años sin subirse a un escenario de la ciudad. Y lo hacía con una cita especial en la sala Maravillas dentro del ciclo Sound Isidro, acompañado por Javier Lorente, Cristina Gómez y Remate. Desde el primer acorde de ‘Ruinas Futuras’, quedó claro que Guillermo Farré y compañía tenían mucho que contar.

El concierto se construyó alrededor del disco ‘Ruinas Futuras’, un trabajo que recoge canciones sobre un mundo que cambia, nuevas mitologías y ruinas que ya no se pueden revertir. No tardó en comentar, entre risas, que al pasear por Malasaña había sentido el paso del tiempo viendo cómo cambiaban bares y restaurantes: "somos ya unos viejos", bromeó.

El bloque central del concierto estuvo dedicado a su reciente mini-LP ‘Morir en otra habitación’, que Farré presentó explicando que iban a tocarlo completo, cuatro canciones seguidas: ‘Comida congelada’, ‘El verano de Elia y Elizabeth’, ‘Todo volverá a ser como antes’ y ‘Morir en otra habitación’. Cuatro canciones de lo más íntimas, donde siempre se entremezclan las narrativas definidas y esos flashes que a estas alturas son de lo más reconocido en el universo del músico.

Antes de empezar este bloque, se abrió a reflexiones más personales: habló de vaciar la casa de su padre tras su fallecimiento, enfrentándose al apego a los objetos y al llamado síndrome de diógenes emocional. También compartió que su padre creía en la reencarnación, mientras que él no tiene tan claro ese destino. Incluso llegó a bromear sobre qué haría si supiera que va a morir: "vería Los Simpson en la tele", dijo, arrancando sonrisas.

El concierto avanzó combinando piezas recientes con otras ya esenciales en su repertorio, como ‘En los márgenes de lo que llamabas realidad’, ‘En un caballo de la policía’ y ‘Leopardo’. Cada interpretación estaba cargada de matices que subrayaban los cambios de ánimo que atraviesan sus canciones, virando siempre hacia la forma en la que los recuerdos más dulces se imponen a los sucesos de tonalidades más grisáceas.

Hacia el final, Guillermo anunció que introducirían una canción nueva, siguiendo una tradición que, reconoció, solo había cumplido dos veces, ya que esta era la segunda vez que abría para Bart Davenport y estrenaba canción. Así sonó ‘Demasiado pronto para escuchar discos de country’, interpretada en solitario, y que cerró el set con una delicadeza temblorosa y un acorde final cercano al bluegrass.

Entre agradecimientos a Sound Isidro y a un público atento y cálido, Wild Honey dejó una actuación que funcionó como una cápsula de memoria, atravesada por la melancolía, pero también por la voluntad de seguir creando canciones frente a la transformación del tiempo.

A continuación, con su guitarra y una sonrisa franca, Bart Davenport se adueñó de la sala Maravillas. Solo sobre el escenario, ofreció un concierto que recorrió diferentes etapas de su carrera con serenidad y mucho oficio.

Desde los primeros compases de ‘Jon Jon’ y ‘Saviours’, se notaba que no necesitaba más artificios que sus melodías y su voz. Davenport confesó, entre bromas, que ha tardado "muchísimo tiempo" en escribir todas esas canciones y que ahora se siente "un hombre muy viejo" por ello. Agradeció de corazón la escucha atenta del público madrileño.

Su vínculo con el sello Lovemonk también tuvo un momento especial: lo elogió como "el mejor sello" en el que ha estado firmado, mientras recordaba que tanto él como Wild Honey tenían discos a la venta en el vestíbulo.

Cada canción venía precedida de una pequeña historia. En ‘Naked Man’ habló del hombre que camina desnudo por Berkeley, aunque aclaró, divertido, que él no era (todavía) ese hombre. Antes de ‘All Dressed In Rain’, describió a esas personas "vestidas de lluvia", una imagen para quienes atraviesan momentos grises. ‘Dust in the Circuits of Love’ llegó con una mención especial al estilo de George Michael, mientras que ‘Halloween by the Sea’ trasladó a todos a un ocaso melancólico frente al océano, entre ciudades que se desmoronan y parques vacíos.

El set principal cerró con ‘Clara’ y ‘Euphoria or Everyone On Earth Is So Beautiful, Even You’, y en el bis Davenport decidió cambiar el tono. Propuso rendir homenaje a artistas que admira, y así interpretó versiones sentidas de ‘A Summer Song’ de The Zombies, ‘North Marine Drive’ de Ben Watt y ‘Right Here’ de The Go-Betweens.

Con un tono relajado y agradecido, Bart Davenport convirtió su paso por Madrid en una velada sencilla y luminosa, como si sus canciones hubieran viajado durante años solo para ser compartidas esa noche.

Tratando de escribir casi siempre sobre las cosas que me gustan.