La primera gran presentación del destacado nuevo trabajo de Kokoshca tenía lugar en el teatro Reina Victoria de Madrid, dejándonos ante uno de los conciertos de la temporada tanto en el plano de ejecución artística como en lo relativo a la intensidad emocional que nos transmitieron a lo largo de todo el directo.
Estando en su reciente disco homónimo ante uno de los trabajos más destacados de su carrera, los pamplonicas no defraudaron en absoluto a la hora de presentar sus nuevas canciones junto con un elenco de grandes clásicos que a estas alturas resultan infalibles. Sumando a Javier Carrasco a los teclados, pudimos comprobar como el grupo gana aún más energía, haciendo que el mayor enfoque popero adquirido en los últimos tiempos suponga también una apuesta ganadora en directo.
Arrancando directamente con ‘Asia (Canción Para Iñaki Ochoa de Olza)’ lograron ponernos los pelos de punta gracias a esa forma emocionante de transmitirnos los relatos encerrados en sus temas, gozando al mismo tiempo de un sonido expansivo con el que enfatizar todo el burbujeo sintético que ocurre de fondo en las canciones.
Haciéndonos ver como el arsenal de temas acumulado a lo largo de estos años les da para ir soltando a lo largo del directo aquellas canciones que antes marcaban los momentos álgidos de la recta final, desde un primer momento nos demostraron como se pueden permitir el lujo de situar en el tramo inicial de su setlist temas tan poderosos como ‘Mi Consentido’, ‘Directo a Tu Corazón’ o ‘Corazón Caliente’, caldeando de esta forma al presente de cara a todas las novedades mostradas a lo largo de la mañana.
Sorprendiendo sobremanera con una interpretación de ‘El Rayo’ con la que destacar la forma en la que han reforzado la sección rítmica en este trabajo, pudimos observar ese salto dado hacia momentos de mayor caos bajo control que a su vez desemboca en una cara más festiva del grupo. Con un Iñaki pletórico a modo de predicador, esa forma de mostrarnos como sus composiciones dan una y mil vueltas volvió a inundarnos por completo.

Del mismo modo, los compases donde es preciso liberar tensión y aferrarse a estribillos tan perfectos como los de ‘Confusión’ tampoco pasaron desapercibidos, haciendo evidente una vez más como son capaces de facturar canciones muy diversas entre sí pero conservando en todo momento sus señas de identidad intactas. Incluso los giros más sorpresivos a ese cierto espíritu funk que subyace en su nuevo disco como es el caso de ‘Lo Tiro’, en directo resultan de lo más coherentes, aportando en todo momento esa entrega que no puede faltar en sus temas.
Sin dudárselo dos veces, más o menos en el ecuador del directo lanzaron ‘La Fuerza’, provocando de este modo el mayor éxtasis que es posible lograr en un teatro. Además, no dudaron en aprovechar todo ese clímax para dejarnos ante otra de las mejores canciones de su carrera como es el caso de ‘Regresando A La Ciudad’, haciendo que este tramo del directo fuese cuanto menos memorable.
Todo ese cúmulo de emociones rotas que contrastan al lado de esa idea de amor no resignado que subyace en sus temas se magnificaron sobremanera, brillando sobremanera y dejándonos ante uno de los momentos más tiernos y al mismo tiempo más crudos del directo. Cogiendo de nuevo el reprís que requería el directo, rápidamente aportaron de nuevo ese toque desenfadado con una ‘Te Sigo Esperando’ que apareció como otro de esos himnos encubiertos.
Acercándonos poco a poco a la recta final, ‘Aire’ cumplió su función de balada introspectiva con la que encontrarnos a los presentes con la mirada perdida. Sin embargo, no dejaron para nada decaer el ánimo, ya que ‘No Queda Nada’ llegó como otro de esos agradables volantazos con los que maldecir a la situación de nuestros cuerpos pegados al asiento.
Enlazando muy bien con ‘Voy a Salir de Esta’, Amaia nos presentó todo lo importante que encierra esta canción y como ha supuesto un auténtico motor personal durante estos meses. Sin embargo, este tema tan alentador no supondría el final del concierto, ya que ‘Himno de España’ irrumpió como la perfecta traca final, extendiéndola al grito de “Villarejo” y desatando el espíritu flamenco que habita en nosotros.

