Este lunes hacía un día horrible. Por esto, me marqué un sprint a la Razzmatazz para ver a Fontaines D.C., y así, conseguir evadir la tristeza que me genera el tiempo. Supongo que es lo que tiene ser del Mediterráneo. Los irlandeses, hacía más de dos años que no pasaban por nuestro país y teníamos muchas ganas de ver que tal les había sentado la pandemia.
Mientras la sala se iba llenando, Just Mustard abrieron la noche con sonidos post-punk y shoegaze. Las baterías me ensordecieron y se me hizo corto. Supongo que esto es buena señal.
Antes de resumiros mi experiencia con Fontaines D.C. quiero hacer una breve reflexión: ¿a un concierto vas para escuchar música o para ver la performance? Si has respondido ambas, significa que estamos en el mismo bando. No sé si morderme la lengua, pero creo que los irlandeses no tienen la balanza muy equilibrada.
La banda salió al escenario y lo que me llamó más la atención fueron las luces al estilo The Neon Demon. Sin duda, no eran aptas para todos los públicos. Entre ese festival de luces, sonaron ‘Televised Mind’, ‘A Hero’s Death’ y ‘Sha Sha Sha’. Menudo inicio.

Mientras el público entraba en calor, el frontman Grian Chatten daba vueltas por el escenario y zarandeaba el pie de micro. Interpretó los singles de ‘Jackie Down The Line’ y ‘I Love You’. La segunda, terminó siendo una de mis favoritas, ya que me transmitió una sensación muy cálida e íntima.
Después de varios temas, empezaron a volar banderas. Concretamente, irlandesas. Supongo que en la sala había más de un fan de Irlanda que quiso ver a su grupo favorito en la ciudad del sol. Aunque la jugada les salió mal. Mientras, sonaba el nuevo tema ‘Skinty Fia’, que sacaron horas antes del show.
Terminaron el concierto mediante un bis dónde interpretaron ‘The Lotts’, un tema de su álbum debut Dogrel. Creo que no fue la mejor decisión, ya que en ese momento había un público que necesitaba terminar el concierto saltando y tirando birra por los aires. Por otro lado, me gustaría mencionar la sensación agridulce que se me quedó al terminar. Me pareció un buen concierto, con buena música y gente alegre, pero me faltaron speeches y detalles que podrían haber marcado la diferencia.
Después de su paso por el país, no puedo decir con total seguridad si fue mejor el concierto de Madrid o de Barcelona. Lo que sí puedo afirmar es que, a diferencia de Madrid, en Barcelona sí te puedes encontrar con tu ex.









