DIIV por fin ofrecían una gira en nuestro país con varias fechas después de que en marzo de 2020 se viese malograda toda su gira europea, justo en el momento en el que se decidían a presentar su tercer LP Deceiver en vivo. Más de dos años después por fin pudimos disfrutar de una banda que seguramente esté viviendo sus mejores días en el formato directo, comprobando como este nuevo disco no solo ha servido para volver a reagrupar a sus miembros, sino para forjar también una puesta en escena mucho más contundente y precisa que las que nos solían ofrecer. Esto propició que el sonido por momentos tan pesado que reside en sus nuevas canciones pueda adquirir todos esos matices convulsos que se esperaban en su interpretación, asistiendo de este modo a uno de esos conciertos que atraviesan por etapas bien diferenciadas donde siempre es posible alcanzar el clímax ideal.
A modo de entrar en calor, el grupo salió al escenario recordándonos los motivos por los que son una de esas bandas que ha servido como faro dentro de todo lo que supone romper los esquemas del shoegaze y otorgarles una perspectiva menos etérea. Por ello se decidieron a arrancar con una ‘(Druun)’ que dio paso a ‘Past Lives’, dando de este modo rienda suelta a sus característicos punteos recorridos con todo el nerviosismo del mundo y ese efecto tan revitalizante que proporcionan las influencias más surf de su música. Un inicio impecable con el que exhibir su cara más llena de matices y localizarnos en tiempos un tanto remotos. Destacando lo metidos en el directo que se observaba a los cuatro miembros del grupo, a las primeras de cambio nos dimos cuenta de cómo en esta nueva etapa todo resulta perfectamente medido.
Dando entrada poco a poco a sus más recientes composiciones, nos encontramos ante los primeros momentos de euforia de la noche con una ‘Under The Sun’ interpretada a toda velocidad, para posteriormente dar entrada a una ‘Skin Game’ con la que abrir la veda de la presentación de Deceiver. Rápidamente en ella percibimos como el rango de atmósferas guitarreras se encontraba más limitado para apostar por una interpretación más distorsionada y entregada a encontrar esos momentos de leimotivs melódicos soltados con gran violencia. Dejando que la máquina de humo hiciese también su trabajo, asistimos a otro de esos tramos intensos del concierto donde cayeron de golpe ‘Earthboy’, ‘Sometime’ y ‘Doused’, mencionando Zachary como se cumplen 10 años de la publicación de su primer trabajo y merecía la pena celebrarlo.
Con un público entregado claramente a la causa que vivía cada riff en un pogo constante, llegó el momento de decelerar las pulsaciones al máximo dejándonos ante una ‘Take Your Time’ que recogió muy bien la parte enigmática de su música. Así es como observamos en ellos máximas caras de concentración para dejarse llevar por esas sensaciones un tanto enrarecidas e introspectivas que siempre nos han causado sus discos. Dejando más espacio a todo lo que sugiere perderse en atmósferas poco definidas, llegó una ‘Taker’ con la que fueron capaces de descargar todos sus demonios, preparándonos de este modo para una recta final donde `casi todo fueron temas de su último trabajo.
Gracias a la catarata de sonidos metalizados que llegó con ‘For The Guilty’ y ‘Loose Ends’ nos dimos más cuenta que nunca de como DIIV han sabido recrudecer el contenido de sus temas, pero siguen manteniendo ese poso de voces desconcertantes que nos cautivó en su día. Esto se hizo más presente aún en una ‘Like Before You Were Born’ con la que alcanzaron las máximas cotas entre la dualidad de pasajes sumidos en el suspiro y momentos de fortaleza donde emplearse a fondo con la pedalera. Despidiéndose momentáneamente con ‘Horsehead’, no dudaron en volver al escenario para rescatar ‘Bent (Roi’s Song)’ y la final ‘Blankeship’ que sumió la sala en un esperado caos. Con todo esto, podemos afirmar que aquel propósito de “make DIIV great again” que afirmaron que tenían en el Paredes de Coura del 2018 ha sido cumplido con creces unos pocos años después.
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