Hay noches que están destinadas a ser un foco de FOMO. La sesión que sirvieron Danny L Harle y Dj Pastis en Nitsa el pasado viernes 29 de octubre fue una de esas. Pero esta vez no se trató solo de su eufórica pinchada aliñada, del estamos-viviendo-un-revival-del-bakala-de-los-90-has-visto-el-video-de-el-encuentro-de-Amaia-y Alizzz-¿, o de las interminables colas en el baño. Esta vez, que una sesión de viernes en Nitsa se elevara a la categoría de evento para la historia, pasó por el público que asistió a esta. Y no me refiero al nicho de famoseo catalán que habitaba en la sala de fumadores o a los microinfluencers de turno #bimbaylolaized. Esa noche, la tralla dejo de pertenecer a la heterosexualidad más tóxica para dar paso al reinado de gals, gays and queers.
Ya hace años que se está gestando una generación que abraza un pop trallero más próximo a un rave de polígono a las afueras de Llinars del Vallés que a un número uno de radioformula. Y lo mejor de este público, su mayor virtud, es que lo más probable es que jamás ha estado en los escenarios donde nació esta música. Claro, se podría pensar que es porque son “jóvenes”. Una pesadilla argumentar esto, teniendo en cuenta que las raves de Horta no pararon ni durante el confinamiento. Lo que pasa es que este nuevo público, formado por todo aquel que no es un hombre cis heterosexual, busca espacios seguros, orquestados por gente que, como mínimo, no parezca que les haría bulling o le pegaría una paliza a la salida de una discoteca. Por lo tanto, Danny L Harle, la persona más pura del mundo, es el indicado para ser el maestro de ceremonias de esta nueva locura.
Después de dar la mano a cualquier figura del pop que necesitara de su ayuda, el Harlecore fue su gran confirmación como abanderado de todo aquel que quiera machacar sus neuronas a base de parkineo eufórico pero estaba demasiado asustado para ir a uno. De la intimidad de nuestras habitaciones, a la sala grande del Apolo. Todos tus amigos de internet estuvieron ahí.

Quizás de las cosas que demostraron que se trataba de un público nuevo fue que se difundiera el bulo que la sesión empezaba a las 00:30. Con la apertura de puertas. Boom. Histeria máxima. Cómo si se tratara de un concierto en el que has de ser puntual para coger sitio. Pequeño desliz. Los grupos de whatsapp iban a gas intentando que todo el mundo llegara a la hora. Y como era evidente, no empezó, ni de lejos, a esa hora. Así que la 3 parecía la Met Gala temática Humana. Una fantasía de looks y maquillajes. Muchos se preguntaban si alguien habría avisado a Dj Pastis que poco quedaba de los tipos de tatuajes tribales de su época. Las psicotrópicas seguían ahí, para tranquilidad de cualquier vieja gloria.
A una mayoría nos pilló el inicio de la sesión aun de charleta. Pero cuando se gritó que ya se habían subido al escenario, la estampida por las escaleras al infierno fue el deporte que no hacemos en todo el año. Efectivamente Danny L Harle no decepcionó. Fue sublime. Nos hizo volar por los aires, como si el peso de todos tus problemas no tuvieran cabida en sus sesión. ¿Pero qué decir de Dj Pastis? Menuda leyenda. Un puto genio. El auténtico madman con corbata roja de esa sala. ¡Que sincronizó dos canciones con platillos USANDO LA PUTA NARIZ! O eso nos pareció ver y luego leer en twitter. Y si no fue así, me da igual, porque es como lo pienso recordar. La comunión entre los dos era mágica. Nadie imagina de qué podrían hablar en el backstage, pero la química del escenario era palpable en toda la sala. Era disfrute puro. Admiración. Un pum pum pum pum que te volvía loco. Podías sentir una libertad absoluta. Fue una de las pocas sesiones en las que nadie tuvo que estar alerta por si lo acosaban, violentaban o agredían. Quizás algunos dais por sentado esta libertad, pero para muchos no es algo que nos podamos permitir cada día. Bailar por bailar, hedonismo por el propio placer del hedonismo.
Y cuando eran casi las 6, ahí seguían los dos. Mano a mano. Frescos con una lechuga. Despidiéndose de un público por todo lo alto. La vuelta a los clubs empezó hace ya 3 semanas pero no fue hasta su sesión que podemos afirmar que se volvió a sentir esa especie de aura religiosa que tienen algunas personas al pinchar. Un bautismo para todos. Si no estuviste, ya lo siento, solo espero que no miraras los stories de media Barcelona.
