Tony Molina lleva años escribiendo canciones como quien deja apuntes en un cuaderno para no olvidar lo esencial. Cada tema suyo parece un recordatorio de que la música pop, cuando se reduce a lo imprescindible, puede ser más duradera que cualquier estribillo infinito. En ‘On This Day’ se reafirma en esa manera de trabajar que lo ha acompañado desde sus inicios: grabar sin prisa, con medios limitados, rodeado de amistades que comparten su obsesión por la melodía. La cinta analógica, la colaboración de Alicia Vanden Heuvel y la presencia de nombres como Rachel Orimo o Gary Olson construyen un entorno doméstico que no suena improvisado, sino medido al milímetro. Detrás de esa elección técnica se adivina una idea ética: mantener el control sobre cada parte del proceso y convertir la sencillez en método, no en carencia.
El álbum funciona como una cadena de pequeños retratos que, más que narrar, evocan. En ‘Ghosts of Punishment Past’, ‘Livin’ Wrong’ y ‘FC ’23’ se escucha la huella de aquel folk rock sesentero que mezcló guitarras cristalinas con melancolía disimulada. Molina no imita, sino que adapta esa herencia a un lenguaje breve, sin adornos. Cuando aparece ‘Despise the Sun’ la atmósfera cambia y se abre hacia un tono rural, casi confesional, donde la voz se vuelve más cercana. ‘No Place to Turn’ y ‘Faded Holiday’ recuperan la ligereza de la canción de cámara, con trompetas y teclados que entran y salen sin alterar el equilibrio. En medio de todo, su versión de ‘Violets of Dawn’ no busca modernizar el original, sino devolverle la fragilidad que a veces pierde la música cuando envejece.
El orden de los temas está diseñado para que el disco se escuche como un trayecto interior, más parecido a una conversación que a un concierto. Desde la apertura con ‘On This Day ‘24’ hasta el cierre con ‘Meet the Author’, Molina se mueve entre distintos tonos sin abandonar su punto de calma. ‘Have Your Way’ aparece como una sacudida breve, casi un recuerdo de su pasado más eléctrico. En cambio, ‘Take Some Time’ y ‘Just As the Tide Was Flowing’ se inclinan hacia lo acústico, con una cadencia que invita a detenerse. Entre ellas, piezas como ‘Don’t Belong’ o ‘Out from the Dark’ sirven de puente y refuerzan la idea de que cada canción está pensada como parte de un ciclo. Todo encaja con una naturalidad que solo se alcanza cuando el tiempo de composición se respeta, cuando se deja reposar la música hasta que encuentra su propio orden.
Las letras son tan concisas que, en lugar de contar una historia, dibujan un estado de ánimo. En ‘Broken Down’ o ‘Transplant Blues’ el desencanto no se expresa con dramatismo, sino con frases que parecen elegidas para sobrevivir a cualquier interpretación. Molina escribe como quien se despide sin dramatismo, consciente de que lo que calla pesa tanto como lo que dice. En ‘Been Wronged’ y ‘Lie to Kick It’ asoma un humor leve, una ironía que compensa el tono sombrío de otras piezas. Esa mezcla de serenidad y resignación recorre todo el disco, generando un clima continuo en el que cada gesto tiene sentido.
La brevedad, lejos de ser una excentricidad, define su forma de pensar la música. En lugar de alargar las ideas, las destila. Cada pista dura lo justo para dejar huella, sin agotarse. La economía de recursos convierte a ‘On This Day’ en un ejercicio de precisión: las guitarras se entrelazan con voz y teclados sin imponerse unas sobre otras, y los silencios intermedios actúan como pausas necesarias para asimilar lo escuchado. Las canciones más cortas, como ‘Ovens Theme, Pt. 5’ o ‘Out from the Dark’, actúan como respiraciones entre capítulos, marcando el ritmo con discreción. La escucha completa se percibe como un único movimiento que avanza sin sobresaltos, lo que refuerza la sensación de que Molina compone como quien escribe una carta larga a partir de frases mínimas.
En esta obra se nota una madurez que no proviene de la ambición por innovar, sino del deseo de depurar lo aprendido. La grabación doméstica no resta calidad, sino que permite una atención diferente a los detalles. Los instrumentos secundarios, como el Mellotron o el piano, aparecen con una función concreta, nunca para adornar. Todo suena colocado con una intención que transmite equilibrio y serenidad. En cierto modo, ‘On This Day’ resume la evolución de un artista que ha aprendido a trabajar sin urgencias y a confiar en la fuerza del formato pequeño. Su música parece sencilla, pero está sostenida por una estructura precisa que permite percibirla como una reflexión sobre el paso del tiempo, la pérdida y la necesidad de seguir componiendo desde la calma.
‘On This Day’ muestra cómo Tony Molina ha convertido la concisión en una forma de pensamiento. Cada canción parece una pequeña afirmación sobre lo que aún puede decirse sin exceso, sobre la permanencia de lo breve. La sensación final es la de haber asistido a una conversación entre la nostalgia y la lucidez, en la que las melodías funcionan como recuerdos que se resisten a desaparecer. Lo que queda después de escucharlo no es una emoción desbordante, sino una claridad apacible, la certeza de que la música también puede ser un espacio donde el tiempo se detiene y todo encaja en silencio.
Conclusión
‘On This Day’ resume la forma en que Tony Molina entiende la música: composiciones breves, melodías claras y letras que hablan de recuerdos, pérdidas y momentos que se esfuman. Es un disco tranquilo, cuidado y muy coherente.

