Cuatro años después de la publicación de Love Songs For Robots la vida de Patrick Watson ha sufrido episodios críticos como la pérdida de su madre o la separación de pareja, circunstancias que han empujado al canadiense hacia una temática mucho más personal. Si la mencionada anterior referencia se encontraba envuelta por historias amorosas envueltas en ciencia ficción, en este nuevo Wave la exploración lo ha llevado hacia unas letras donde los límites del sufrimiento están muy presentes.

Desde el propio tema que da título al trabajo, donde habla de reunirse con su madre al otro lado, se puede sentir como el apartado reflexivo ha sido transformado en metáforas sutiles y de gran carga emocional. Sin perder al mismo tiempo de vista su gran capacidad para describir los detalles de los escenarios que pueblan sus temas, en esta ocasión todo parece replegarse hacia situaciones donde el frío y lo extraño lo puebla todo como bien ocurre en ‘Strange Rain’. A pesar de ello, la forma en la que siempre abraza los temas a través de arreglos de cuerda y la solemnidad propia del piano acaba por hacer que nada resulte cortante.

La exuberante instrumentación que suele acompañar sus composiciones no se ha quedado por el camino, pero en esta ocasión se pone totalmente al servicio del estado de ánimo abatido y entregado a las divagaciones sobre buscar nuevos significados vitales. Una muestra clara puede ser ‘Melody Noir’, intentándose agarrar a lo poco queda si es que a estas alturas queda algo. En este tema la inspiración para volver a encontrar el tono romántico que pese a todo no logra difuminarse es una constante, sacando a relucir la habilidad innata para que sus composiciones siempre tengan  ese efecto del abrazo cálido en sus composiciones.

Manteniendo el trabajo en unas coordenadas sonoras similares, la recta final sí que esconde unos temas aún más desnudos donde definitivamente el peso de los recuerdos acaba hundiéndolo todo. Este puede ser el caso de una apasionante ‘Look At You’ culminada en un crescendo infinito donde una melodía de piano aguda sirve para revivir días brillantes a la par de seguir buscando respuestas. Un ejemplo más del poder curativo de la música en este caso a través de uno de los compositores que mayor sentimiento reconfortante sabe sacar a sus temas.