Dentro de todo el interesante y cada vez más poblado espectro de pianistas que trascienden a través de llevar sus sonidos a un apartado ambiental a través de la experimentación, nos encontramos con el alemán Ben Lukas Boysen. Tras divagar a través de las múltiples posibilidades que le ofrecía la electrónica en trabajos como Gravity, el músico se adentra ahora en este Spells en una faceta mucho más relacionada con lo clásico, consiguiendo que la influencia de todo lo analógico que rodea su música sea menor.
Acompañado por el batería Achim Färber, el chelista Anton Peisakov y la arpista Lara Somogyi, Ben Lukas Boysen se centra en atmósferas menos densas que en otras entregas, dejando que el piano no sea la única fuente de expresión de sus temas. Así sucede en ‘Golden Times I’, una pieza en la que los cuatro instrumentos presentes en el trabajo se entrelazan en una progresión perfecta y controlada por diversas interferencias que hacen crecer la belleza de la melodía del chelo. La sensación de ver como el disco avanza sin fisuras entre la solemnidad es algo que está muy presente en toda la escucha, encontrándonos en ‘Keep Watch’ su momento álgido.
En todo momento, nos da la impresión de que el autor renuncia al virtuosismo a la hora de interpretar su instrumento, optando por simplemente crear paisajes muy significativos con notas siempre graves. El encanto por crear escenas en movimiento dentro de estos paisajes, se lo cede en todo momento al resto de instrumentos, como bien ocurre en ‘Sleepers Beat Theme’ y los rasgueos del arpa. Estamos por lo tanto ante un disco donde todo lo sugerente aparece de la forma más reducida posible, huyendo de todo atisbo de encontrar el momento épico en el que los temas irrumpan con fuerza.
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