Se suele decir que las buenas películas son aquellas cuya primera secuencia deja claro el tono a esperar durante su desarrollo, cuyo personaje o personajes protagonistas establecen su psique con una frase o acción que les define. Quizás sea que a Carla, Jazz, Leia y Antonio les gusta el cine, o que la manera en que han decidido estructurar su tercer álbum de estudio atienda a una elaborada decisión, o quizás por simple aleatoriedad, en “Barcelona City Tour”, su primer single de adelanto y puerta de entrada a Sorpresa Familia se reúnen los elementos clave que iremos descubriendo a medida que escuchamos las 11 canciones restantes que componen el nuevo álbum del cuarteto catalán.
Sorpresa Familia es un título poco usual surgido de una broma interna que fue adquiriendo seriedad y significado con el paso del tiempo. Los primeros segundos de “Barcelona City Tour” son una grabación en ambiente de la banda comiendo, brindando y charlando que se interrumpe a golpe de batería. La repetición del riff principal y un par de frases bastan para desarrollar más de dos minutos que nos presentan a unas Mourn fieles a su sonido pero con un toque innovador que se podría interpretar como más optimista al habitual, con la justa dosis de oscuridad. Palmadas a ritmo de batería y coros a cuatro voces nos conducen a la firme entrada de bajo que abre “Skeleton”. Al escuchar esos punteos de guitarra cercanos al math rock, tan breves como si las cuerdas quemasen, no puedo evitar pensar en la banda japonesa Tricot – también trío femenino al frente y percusión masculina, para mayor similitud – y sus riffs más bailarines sobre una base rítmica sólida. En “Strange Ones” parecen querer retroceder en el tiempo a los sonidos espaciales y oscuros de su primer álbum homónimo, con las voces de Jazz y Carla armonizando los únicos versos en catalán de toda su discografía. Son poco más de un par de minutos de tregua antes de retomar esta nueva faceta alegre, especialmente en su estribillo, con el que fue su segundo single de adelanto, “Fun at the Geysers”, un tributo a poder por fin viajar a Islandia sin más compromiso que hacer turismo como una auténtica familia: “let’s pretend this is a family trip”.
La conclusión del primer tercio de Sorpresa Familia me dejó tan satisfecho como preocupado. Desde luego que Mourn han sabido marcar una evolución en su estilo sin dejar de ser fieles a la sonoridad que les define y su entrada en harmonías más animadas y bailables son todo un acierto sin desentonar en absoluto, pero son precisamente los recursos que han tomado como propios, como la constante repetición de riffs o las voces armonizadas a dúo, los que – valga la redundancia – hacen entrar a las canciones que siguen en la zona de peligro: el hacerse repetitivas. El juego de guitarras conversando entre ellas funciona como de costumbre a la perfección, y el bajo sólido y técnico a partes iguales junto a una batería que no resalta de por sí, sino que se hace lucir en conjunción al resto de la instrumentación, se traducen en una sección rítmica impecable. Se echa en falta el protagonismo constante de ambas voces principales tan característica en referencias anteriores, si bien es cierto que en Sorpresa Familia escuchamos muchos más coros de la banda al completo, lo que me gustaría pensar que transforma el doblar voces en gritar juntos como una familia. Es el querer abusar de una fórmula o técnica de composición lo que les podría llevar a convertirse en una banda monótona e, irónicamente, también hacer todo lo contrario: arriesgarse a variar costumbres que hasta ahora han definido un estilo y perder la esencia original. Es por ello que el ecuador del álbum se convierte en toda una bendición.
“Candle Man” y “Orange” son un sorbo de menta que limpia el paladar entre platos para saborear como se merece lo que está por venir. “Candle Man” se construye desde una guitarra y una voz angelical a las que se va uniendo el resto de instrumentación para sorprender gratamente al desembocar con menor intensidad de lo que cabría esperar. “Orange” por su parte rebaja incluso más la intensidad general a modo de interludio; un bombo constante sostiene el riff etéreo y una voz lejana en un crescendo interrumpido, dejándonos relajados y conteniendo el aliento para soltarlo al volver a la normalidad con “Doing It Right”, el tema de mayor duración de la grabación que elimina por completo el resultar repetitivo con ese inesperado giro violento al acercarnos a su final. “Thank You For Coming Over” se desarrolla como una parábola que alcanza su punto álgido con una intensa parte instrumental y hará las delicias de quienes pulsasen play buscando una revisión de “Storyteller”, el sexto corte de su segundo álbum, Ha, Ha, He. Si “Divorce” no estuviese situada entre “Bye, Imbecile!” y “Epilogue” en este último tramo creería estar escuchando alguna banda emo oriunda del midwest americano – o incluso las relacionaría con alguna banda japonesa del estilo, como Shipyards – si no fuesen conocidas las buenas relaciones de Mourn con sus vecinos catalanes Anchord, de quienes podría apostar algo a que han recibido influencia para la recta final del álbum. Para finalizar, “Sun” es tan emocionante que no imagino mejor colofón para cerrar la tercera referencia de la banda, sin duda la más madura y al mismo tiempo fiel a los años pasados sin prohibirse salir de su zona de confort; una portada a color con la foto de unas jovencísimas Mourn esbozando una sonrisa que, como el sol en las primeras horas del día, tienen toda una carrera por delante para brillar y sorprendernos con su música.
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