Como muchas bandas estadounidenses, lo de MELT comenzó a través de una gran amistad forjada en la universidad de Nueva Jersey, encontrando todos ellos intereses musicales comunes que han dado lugar a un destacado disco dentro de ese espectro del shoegaze más contundente y difuminado entre otros géneros. Riffer se podría definir como un disco que funciona como una apisonadora que deja paso a incendiarios himnos con los que romper todo tipo de ataduras. En vez de sumergirse en la apatía propia generada por los momentos vitales de mayor monotonía reflejados en los temas, MELT dejan muy claro a través de la dirección pop-punk por la que se inclinan, cómo siempre quieren llegar a una transversalidad con la que generar esperanza.
Si atendemos a lo que vienen haciendo últimamente bandas como Cheatahs o Nothing, podemos comprender de una forma clara como la forma de enmascarar sus guitarras en ambientes puramente noise es un gran recurso a la hora de transmitir realismo a los temas. Esto es lo que ocurre en temas como ‘Rewind’ u ‘Out of the Line’, consiguiendo una crudeza que refleja los momentos más cabizbajos para contrastar con los momentos de luz que entran en los estribillos. Una dirección inequívoca de lo cómodos que se encuentran en un estado de sentimientos agridulces que por momentos apuntan más hacia el lado devastador, algo reflejado a la perfección en ‘Saber’.
Mostrándose también cercanos de nuevo al popularizado estilo emo que Mineral desarrollaron a lo largo de los 90, MELT se aferran en las guitarras graves y de tonos más plomizos como los presentes en ‘You Don’t Listen’. Una faceta que resta luminosidad al trabajo pero que no resulta para nada desacertada en el sonido global que muestran. Para contrastar con los ambientes más lúgubres, el joven grupo tampoco duda en lanzarse a por canciones mucho más enfocadas hacia la perspectiva de himnos juveniles donde la confusión es la línea protagonista. Así es como llegan algunos de los momentos más disfrutables del trabajo con ‘Rollaway’ en su apertura o una ‘C-Town’ que escapa a todo tipo de agonía.
El tramo final del disco se corona con dos de los mejores temas del trabajo, o al menos dos que recogen muy bien la esencia de capturar todas las ideas impetuosas que se pasan por la cabeza en un tramo muy concreto de la vida. Por ello, ‘Stroke’, y en especial ‘There You Go’, confluyen en lo inexplicable de los sentimientos contradictorios, todo ello muy bien conducido a través de alguna que otra sombra post-punk en los ritmos. Las dificultades y las experiencias intensas de la juventud, reflejadas a través de las luces y las sombras en un disco que puede llegar a ser muy significativo.
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