Hans Laguna es uno de esos músicos que se siempre se entrega a sus canciones. Poco importa el formato que presente en cada uno de sus LPs, ya que lo verdaderamente importante para él es seguir las pulsiones vitales que se le presentan en el momento de grabar sus trabajos. De este modo, en Manual de Fotografía, ha decidido dejar de lado la parte más eléctrica de su música, otorgando un gran protagonismo a la percusión y elementos con base sintética que desembocan en ritmos de marcado carácter tropicalista. Este es el hilo de conducción a la hora de confeccionar un trabajo donde la serenidad va dando paso a cuestiones tales como la necesidad de escapatoria mostradas de una forma muy reflexiva. Un ambiente amable y al mismo tiempo con una cierta ruptura experimental basada en un reducido número de elementos, muestran como el barcelonés ha huido en la repetición de fórmulas.
El título del trabajo toma nombre del interés del músico por captar la luz de igual forma que lo hicieron en su día los pioneros en la fotografía como Fox Talbot. Seguramente por ello la forma en la que se desarrollan los temas huye de todo tipo de texturas densas y cambios de ritmos forzados. Buena muestra de ello nos lo encontramos en canciones como ‘Por Primera Vez’, donde todo se presenta como un camino pausado que discurre entre el aturdimiento creado por los sintetizadores. Esta novedad resulta fundamental a la hora de introducirnos en un ambiente que tiene tanto de solemne como de necesidad de confesión, plasmándose a la perfección en unas letras que no llegan a ser muy explícitas pero que sí presentan pinceladas al oyente de la historia que encierran. El giro mostrado por Hans hacia el tipo de folk cálido de artistas como Devendra Banhart le ha sentado realmente bien, reflejando su gran versatilidad a la hora de componer sus temas.
A lo largo del trabajo nos vamos a encontrar como pequeños elementos desatan el desarrollo de los temas, mostrando una gran cercanía con el entorno más cotidiano. Este es el caso de ‘Contradicción’, un bonito tema que se repliega sobre una desesperación que se contrapone con un tono sereno y con frases como Me duelen las manos de tanto buscar una solución. Más de esta línea confesional, muy relacionada con el intento de explicación de determinados estados de ánimo, llega a través de temas como ‘Cosas Que Antes’, reflejando una letra llena de metáforas que dejan buen espacio a la imaginación del oyente. Es en este tema donde nos damos realmente cuenta del enorme trabajo que hay detrás de todos los arreglos, mostrándose ligeros pero totalmente imprescindibles a la hora de marcar un nuevo elemento cualitativo. Acordes agudos de teclados, vientos y algún vaivén de guitarra eléctrica para contribuir a que los pensamientos interiores se magnifiquen.
De una forma más envolvente y aportando una mayor complejidad en el apartado atmosférico, ‘Año de Luz’ es otro de los temas que marcan sobremanera el trabajo. En él, observamos cómo lo adormecido va dejando paso a lo envolvente y cegador, avanzando de forma escarpada hacia frases como Hay que mirar más al cielo. Hay que mirar más al sol. Un cambio de registro que rompe en cierta medida con el trabajo, ya que la mayoría de los temas estarán guiados por lo rítmico. Este es el caso de ‘Camisa Hawaiana’ y ‘Cantar y Pasear’, los dos primeros cortes del trabajo, muy definitorios de la aparente simplificación de sonidos que vienen a ejemplificar de buena forma que el menos es más. Tampoco se quedan atrás temas como ‘El Bosque’, donde Nacho Vegas también aporta su voz, consiguiendo que la linealidad de los acordes de guitarra ceda el protagonismo a una historia de aprendizaje y dificultades. Una muestra más de como la sencillez puede ir asociada al enriquecimiento de los temas.


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