La trayectoria de Kelly Lee Owens ha sido cuanto menos peculiar. De bajista de los desaparecidos por el momento The History Of Apple Pie hasta alcanzar un destacado LP que se mueve en terrenos de la electrónica más levadiza dándose la mano con el pop. En definitiva, algo muy diferente al entusiasmo juvenil depositado con su anterior banda. En su gran salto en solitario, la londinense desarrolla unas texturas muy relacionadas con un estado de concentración permanente, alternando a la perfección la parte vocal de sus composiciones con todo lo fríamente eléctrico que brota de los sintetizadores. El resultado final es un trabajo muy bien estructurado en todas sus vertientes, pasando del hipnotismo propio del trip hop hasta el ambiente propio de un club de baile elegante y comedido.
En su puesta de largo, Kelly Lee Owens consigue que cada minuto del trabajo se suspenda en ritmos sintéticos que actúan de una forma aperturista hacia un apartado que puede resultar de lo más melódico en unos casos o mucho más ceñido al poder de las bases pregrabadas en otros. El aunar estas dos dualidades de una forma ágil y sin apenas dar espacio al oyente para darse cuenta de las transiciones, es una de las grandes virtudes del trabajo. Por ejemplo, podemos pasar de la gran apertura del trabajo que supone ‘S.O’ a una susurrante ‘Arthur’, mutando desde las voces que tienden hacia lo angelical de la primera para sumergirnos en el ambiente tenue y cortocircuital de la segunda.
Momentos de gran interés se presentan en ‘Anxi.’ con la llegada de una colaboración estrella como es la de la noruega Jenny Hval, potenciando todas las texturas más cerebrales y densas del disco. Tampoco podemos olvidarnos de los momentos de conjunción entre lo orgánico del chelo con las atmósferas más vaporosas de ‘Lucid’, pasando de transiciones a modo de lamento desesperado a la calma total. Aunque si se trata de encontrar el punto de escapismo perfecto, el lado más pop de la artista nos lo ofrece en ‘Throwing Lines’, desarrollando de forma atrevida unos ritmos que tienden hacia lo ascendente sin dejar de lado el gancho de un estribillo serpenteante entre los loops. Una visión cambiante de la forma en la que la electrónica toma mano de las melodías, para recrudecerla por completo en el tramo final del trabajo con temas como ‘Keep Walking’ u ‘8’.
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