Thundercat es un músico único en muchos sentidos. Basta con ver su instrumento preferido; un bajo semi sólido de 6 cuerdas con un sonido electrónico y casi irreal que llena el espacio de una banda completa. Y su catálogo también nos da la razón, no sólo por su calidad, sino porque su influencia abarca un espectro realmente amplio; desde su incursión en el thrash metal con Suicidal Tendencies hasta su característico sonido a medio camino entre el R&B y el jazz pasando por su papel protagonista en clásicos de los 2010s como el You´re Dead! De Flying Lotus o To Pimp a Butterfly de Kendrick Lamar.
Sin embargo, Thundercat se convierte en figura mundial gracias a Drunk (2017), su tercer álbum de estudio. Un disco que aunaba un virtuosismo casi insultante con composiciones tan pronto cercanas al pop como al jazz. Un sonido que, sobretodo con la ya clásica ‘Them Changes’, le sacó de la sombra para situarle en el centro del panorama mundial.
En It is What It Is (2020), existen claramente dos líneas diferenciadas; una de ellas continuista con respecto a Drunk, reflejada en cortes que bien podrían haberse incluido en este último como ‘Dragon Ball Durag’ (con una de las mejores y más estúpidas letras del año) o ‘Black Qualls’. Y una línea quizá más nostálgica de los tiempos en los que Thundercat no sonaba en la radio día sí día también, con cortes más eclécticos como I Love Louis Cole feat. Louis Cole (que parece más un tema de Knower que de Thundercat) o la intrascendente ‘Miguel´s Happy Dance’.
Esta división tan clara de conceptos resulta en que la escucha completa del álbum sea demasiado irregular. Y esto no solamente ocurre por la diferencia estilística entre piezas, si no por el hecho de que, y aquí quizá yo peque de simple, Thundercat brilla con más fuerza cuando no intenta brillar. Todos sabemos que es un intérprete impresionante, y por eso resultó tan impactante en 2017 ver que no sólo tenía unos buenos dedos, sino que además tenía un sonido que era tan suyo como generalista.
El álbum tiene un inicio prometedor con una intro absurda en el tono al que Thundercat nos tiene acostumbrados seguida de ‘Innerstellar Love’, la prueba de que ambas vertientes del álbum se pueden conciliar, y ‘Black Qualls’, un tema que es básicamente Drunk pero sumando la guitarra de Steve Lacy. Sin embargo, pronto decae en una serie de cortes de los que puedo extraer más bien poco memorable. Cuando llega ‘Dragon Ball Durag’ el álbum remonta, casi al mismo tiempo que entra en una sección más oscura que dura hasta el final. Dicha sección es, sin duda, mucho más interesante, con buenas canciones como ‘King of the Hill’ con BADBADNOTGOOD o ‘Fair Chance’ con Lil B y Ty Dolla Sign, pero resulta en que el disco también esté algo des- compensado.
Con todo, es innegable que es un álbum con más momentos buenos que malos y, sobretodo, que ‘Dragon Ball Durag’ y quizá también ‘Black Qualls’ son ya clásicos de Thundercat y canciones que sostendrían cualquier disco por sí solas. Además, con respecto a Drunk, si bien la producción sigue sin ser todo lo nítida y limpia que podría, Thundercat se abre a la inclusión de sonidos nuevos que otorgan valor al álbum e ilusionan de cara a futuros lanzamientos.


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