Julien Baker hace frente a su tercer trabajo sonando más grandilocuente que nunca, apostando de lleno por dejar de lado la sobriedad que ha caracterizado sus composiciones y aportar un sonido más musculoso que nunca. De ahí que todo lo encerrado en este nuevo Little Oblivions nos deje ante momentos tan entregados como en sus anteriores trabajos pero con la sensación de que cada vez necesita expresar de una forma más airada y enérgica todos los sentimientos que nos consumen por dentro. Teniendo en cuenta el contexto en el que el disco fue compuesto y posteriormente publicado, no ocultando cómo las canciones en muchos casos hablan de adicciones sin ningún tipo de complejo, debemos valorar más que nunca esa voz interior tan honesta con la que nos recuerda como las piedras en el camino siempre serán más abundantes de lo que nos esperamos.
Desde un primer momento, sin lugar a dudas llama la atención como Julien ha dejado de lado la timidez de sus inicios, sintiendo como ahora puede alzar la voz y cantar sin ningún tipo de remordimiento acerca de sus amores frustrados, sus momentos de soledad autodestructiva o como perder la fe en lo que nos rodead no significa rendirse. Todas estas cuestiones poco a poco son puestas sobre la mesa de una forma impecable, recurriendo tanto al estruendo más necesario presente en la inicial ‘Hardline’ como a una vista hacia las baladas totalmente arrebatadoras al estilo de una ‘Song in E’ que se revela como una de esas composiciones que te sume en lo reflexivo durante buena parte del día. La forma en la es capaz de ir desentrañando todas esas contradicciones interiores y situaciones donde la oscuridad parece inevitable supone seguramente el motor del trabajo, evidenciándolo muy bien sobre todo en canciones donde lo tenue puede ser insospechadamente desgarrador.
Sin perder de vista una línea donde la instrumentación llega cargada de dinamismo y con alguna que otra inclusión a los episodios folk más cercanos a Boygenius, no cabe la menor duda de que Julien ha buscado encontrar unos pilares sólidos a los que aferrarse y al mismo tiempo no desprenderse de la calidez propia del componente emo con el que dio a conocer su música. Solo así temas como ‘Heatwave’ con la que mirar de reojo al vacío o una ‘Favor’ que se despliega poco a poco de una forma trepidante crecen sin necesidad de apostar por la intensidad instrumental. Precisamente esta sea una de las grandes virtudes del trabajo, ya que en muchos momentos las composiciones suenan de lo más embriagadoras y completas sin precisar de un acompañamiento muy rock. Ese equilibrio entre lo desnudo de sus dos primeros trabajos y el crecer arropada por una banda supone algo muy preciado en el conjunto de canciones del disco.
Con más momentos donde el desaliento acaba por impregnarlo todo para evidenciar como aunque las fuerzas fallen siempre hay que acabar creyendo en que la escapatoria está más cerca, ‘Relative Fiction’ supone otra de esas piezas donde desarrollar historias más aferradas a un romanticismo que aunque parezca inerte siempre acabará resurgiendo en el momento más oportuno. Más medios tiempos acertados aunque con un mayor brillo y empuje en lo vocal llegan con una ‘Ringside’ que nos muestra los momentos de mayor confianza personal en el disco, dejando para el tramo final esa otra cara donde mirar hacia atrás en todo lo recorrido para valorarlo todo con sus respectivas sombras. De esta forma ‘Highlight Reel’ llega como esa canción donde el pasado y los anhelos futuros acaban entremezclándose de una forma totalmente apasionante. Para rematar definitivamente las divagaciones alrededor de como ha ido forjando su personalidad, la final ‘Ziptie’ insufla la luminosidad suficiente para entender este disco como una forma poderosa de emerger a la superficie y apostar por tiempos mejores.


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