Dave Benton ha culminado el giro que se intuía en sus anterior trabajo, abandonando casi de forma definitiva la crudeza noise y guitarrera que poblaba algunos puntos de sus temas para abrazar de lleno un formato de canción americana que sin embargo no se percibe como tal casi en ningún momento del disco. Esto se debe a que el músico siempre sabe como encontrar puntos de escapatoria que lo alejan de las estructuras más clásicas del género, quedándose de este modo tan solo con la cierta calidez que nos deja en ocasiones el country. Así es como es capaz de lograr unas narrativas que casi siempre pueden ponernos las lágrimas en los ojos, pero que también nos recuerdan al mismo tiempo lo importante que resulta el seguir caminando por muy cansados que nos encontremos. Tan solo basta con escuchar la forma en la que crece la inicial ‘Seen It Coming’ para comprobarlo, emergiendo de este modo como una canción perfecta con la que ir liberando lastre por el camino y descubrir que no hay nada que se pueda prolongar eternamente.
Avanzando en el disco, se puede intuir esa voluntad porque cada canción no esquive en ningún momento el evitar explorar a fondo los motivos por los que nos sentimos abatidos cada día, reflexionando al máximo acerca de todas las causas que nos conducen a los estados de ánimo melancólicos. Solo de esta forma es capaz de facturar canciones al estilo de ‘On My Knees’, sonando al mismo tiempo como un auténtico clásico instantáneo. Por el camino, también se permite el lujo de introducir una mayor intensidad guitarrera a medida que aumenta la carga de emociones difíciles de digerir, apostando así por todas las posibilidades que le permite el contar con una gran banda detrás donde aparecen músicos como Jim Hill. Seguramente este también sea un hecho importante, ya que es el disco de Trace Mountains que suena más repleto de matices y diferentes melodías que se superponen, evidenciando el mayor enfoque colaborativo que poseen estas canciones.
Comprobando como la mirada emprendida tanto hacia su interior como a su exterior también llega a recuerdos remotos, canciones del estilo a ‘7 Angels’ se extienden hacia la ausencia de momentos importantes de su vida que ya no volverán, tratando al mismo tiempo de controlar todo lo abatido que pueda resultar rememorarlos. Viajando más allá en aquello de adentrarse en las sombras y emerger fortalecido, tampoco podemos pasar por alto una ‘Late’ que suena más que nunca como el modo de súplica propio de Elliott Smith. Sin embargo el tema logra girar hacia un estado de mayor ebullición de forma progresiva, no ocultando por el camino como el peso de los días también pasa factura sin enterarnos. Para seguir dando buena cuenta de ello, pero desde un punto de vista más elevador, aparecen algunos momentos más cercanos a las canciones más Lo-Fi y desenchufadas de su trayectoria como ocurre en la hermosa ‘Morningstar’. De esta forma completa el círculo a la hora de no dejar escapar el dejarse llevar por la melancolía sabiendo muy bien cuando hay que parar.
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