La compositora de Portland nos entrega un tercer LP que resulta de lo más entretenido de principio a fin. Dejándose llevar por una actitud con la que tratar de reírse y sobreponerse a los infortunios vitales, Kate es capaz de mostrarnos unas historias muy personales que al final se pueden percibir como esa necesaria huida hacia adelante que muchas veces necesitamos aplicar en nuestras vidas. Así es como logra que aunque todo parezca que es un caos y el desastre asoma a la vuelta de la esquina, al final exista siempre una puerta por la que salir y ver como lo que dejamos atrás se prende de alguna forma.
Buena muestra de ello la tenemos en ‘Call Home’, la tercera canción del disco que transita a través de un tono un tanto sombrío, pero que es capaz de irlo quebrando poco a poco a través de solos de guitarras chillonas, algo de épica y un final que invita al optimismo. Quizás una de las canciones más apegadas al drama dentro del disco sirve como perfecta síntesis de esa capacidad que tiene la artista afincada en Nueva York para darle la vuelta a todo y así exhibir unas dinámicas pop que no siempre resulta muy obvias.
Buceando en todo lo que da de sí la referencia, nos daremos cuenta de su enorme habilidad para conseguir singles inmediatos, de esos que están repletos de ganchos melódicos precisos para lograr que las canciones permanezcan en nuestra cabeza durante bastante tiempo. Buena muestra la tenemos en la inicial ‘Monster Mash’ donde la incesante voz interior trata de revelarse en un perfecto ejercicio de mantener la calma aunque la situación apunte hacia una dirección muy diferente.
Como dato curioso de la referencia, este disco está compuesto pensando en una tercera persona llamada al igual que el título del disco y que la propia artista también apoda cariñosamente como FiBo. Pronto se dará cuenta de que la comunidad que construyó se ha vuelto en su contra y comienza a buscar un cambio real, aplicando este principio a como la propia Kate ha ido reconstruyendo su vida a través del cambio constante. Esta será la línea central del disco, entremezclándose con otras composiciones que se dirigen más bien hacia situaciones puntualmente caóticas como las presentes en la rotunda ‘Consequences’.
Sin olvidarse de dar rienda suelta a un abanico de influencias que van desde el glam rock hasta la forma de rebuscar en el country pop a través de elementos más acústicos, el disco supone una auténtica catarata de actividad frenética. Solo de esta forma nos vamos a encontrar ante situaciones que nos hacen abrir los ojos, como es el caso de ‘People Are Doing’, pero también presentarnos ese tono íntimos más confesional hacia el amor hacia otras personas tal y como se nos presenta en ‘Saw You Staring’.
Estos giros alrededor de cómo muchas veces los imprevistos nos hacen despertar, descubrirnos a nosotros mismos y cambiar de alguna forma que no percibimos en ese momento son los que se acaban apoderando del disco, llegando también el turno del propio Fish Bowl de encontrar su particular revelación, tal y como nos muestra en la canción que lleva su nombre. Entre estos vaivenes que nos muestran la vulnerabilidad que habita en nuestro interior, nos adentramos en el final del disco gracias a una hermosa ‘Reckoning’ donde las voces celestiales resuenan con fuerza, aplacan los ánimos y nos entregan un final al borde del llanto. Seguramente esto no lo veíamos venir en ningún momento, dando buena cuenta de cómo Kate siempre nos ofrece sorpresas de lo más positivas.


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