La escritora y música californiana apuesta en su segundo LP por equilibrar todo lo relacionado con la canción americana más ambiental y lo que implica dotar a sus composiciones de un sonido noventero algo más robusto. Así es como consigue una obra de lo más coherente que sirve para reforzar el carácter contemplativo que poseía su anterior LP Big Dread Moon. Sin embargo, en esta nueva entrega se adentra más que nunca en escribir desde un plano completamente personal, encontrando en su marido y violinista Ezra Buchla el perfecto compañero de aventuras con el que poder desgranar de la forma más honesta la complejidad de la realidad vivida en estos últimos tiempos. Por ello no es de extrañar que el tono confesional encerrado en este trabajo adquiera por momentos un cierto carácter sombrío, ya que muchas de las canciones ahondan en sensaciones difíciles de recuperar y situaciones un tanto bloqueantes.
Llamando la atención el buen partido que saca a una instrumentación de lo más sobria, Claire emplea múltiples recursos relacionados con desgranar las canciones a través de relatos con los que mitigar el dolor. Para ello, en ocasiones echa mano de una interpretación más plana en lo vocal y relacionada incluso con el spoken word, siendo ‘I Could Not Let Blood’ un buen ejemplo de esa búsqueda por crear escenas poéticas no exentas de un trasfondo bastante demoledor. Al mismo tiempo, tampoco se olvida de no dejar escapar la confección de ambientes de tintes apagados e intimistas, poniendo especial empeño en crear texturas totalmente orgánicas con las que evitar cualquier intervalo de silencio que pueda tener lugar en sus temas. Solo así es posible que temas como la final y claramente quebradiza emocionalmente ‘Now I Don’t Leave’ adquiera matices bastante acústicos pero siempre quede totalmente suspendida en el aire.
Ahondando en más características que van a hacer de esta obra una referencia destacada, llegan en el semblante serio pero totalmente vulnerable que Claire sabe imprimir a los temas. A través de narrativas donde se ahonda en la pérdida, la redención o el saber convivir con la soledad más profunda, nos vamos encontrando ante una forma de moldear los temas que esquiva cualquier tipo de autocompasión. Es más, los momentos de mayor aspereza del disco como los encerrados en ‘Throught the Walls’ llegan precisamente para tratar de comprender mejor los episodios pasados donde la culpabilidad llama a la puerta de la esquina, encontrando en la robustez de sus guitarras el mejor aliado para plasmar todos estos momentos. Por lo tanto, podemos afirmar que Claire en ningún momento huye de sombras del pasado, sino que precisamente trata de combatirlas a base de infiltrarse en ellas.


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