Lindsey Jordan, mejor conocida como Snail Mail, vuelve con su segundo álbum de estudio Valentine. Tras lanzar su debut Lush con apenas 18 años, la cantante y productora estadounidense atravesó una serie de problemas personales que suponen el foco principal del LP. Entre disco y disco se aprecia una reseñable madurez e incluso una mayor sinceridad y claridad en las letras. No obstante, lo más destacable es la versatilidad y la experimentación que la instrumentista demuestra en este proyecto y que quizás escaseaba en el anterior.

Valentine, que tanto inicia el álbum como le da nombre, es un midtempo que explota en el estribillo y donde Jordan manifiesta que lo sacrifica todo por amor (“Fuck being remembered, I think I was made for you”). Según declaraciones de la artista para la NPR, inicialmente se llamaba Adore You y prescindía del enérgico estribillo al enmascararse en un tono melancólico y emocional. Ben Franklin, el segundo single extraído del proyecto, es uno de los cortes más personales del conjunto, donde la joven productora menciona su paso por rehabilitación tras el éxito experimentado con el lanzamiento de su debut. Musicalmente, el track mantiene el espíritu iniciado por el tema anterior, aunque con una mayor contención y entre sutiles texturas R&B. Headlock y Light Blue profundizan en la vida sentimental de la compositora y ofrecen dos puntos de vista contrapuestos. Mientras que la primera es una grandiosa pista de desamor donde la protagonista echa de menos a una expareja, la segunda es una frágil balada acústica en la que la cantautora le declara su amor incondicional a una novia que tuvo en su adolescencia. Forever (Sailing) continúa con el trayecto de highlights que ofrece este disco y cuenta con uno de los mejores estribillos de Snail Mail, el cual se construye a partir del sample de la canción You and I de Madleen Kane, un deep cut de los años 70.

La segunda mitad del proyecto comienza con Madonna, el tercer sencillo extraído de Valentine. A pesar de ser un buen tema que muchos desearían escribir, queda perdido entre otros más memorables. c. et al. sigue con la línea más introspectiva y acústica del LP y toca aspectos como la rutina, el cansancio y la fatiga que experimenta la cantautora de vez en cuando, a pesar de dedicarse a lo que realmente le gusta (“Even with a job that keeps me movin’, most days I just wanna lay down”). El octavo corte, Glory, quizás sea lo más cercano al sonido de su debut que podamos encontrar aquí y continúa la temática de Madonna, la dicotomía que supone odiar a alguien que tienes en un pedestal. Automate no se aleja musicalmente del resto de las pistas, pero el storytelling empleado es bastante cautivador. La cantante intenta beber hasta que pueda imaginar que la persona a la que está besando sea un antiguo amor que todavía no ha superado. Mia es una de las canciones más devastadoras del álbum, junto al acompañamiento de una orquesta la artista imagina a su exnovia hacer lo mismo que hacía con ella, pero esta vez con su nueva pareja.

Reseña realizada por Toni Casal