El conjunto neoyorkino se reafirma en su segundo LP como una de las bandas que mejor han sabido revitalizar el rock de raíz psicodélica más asociado a clásicos como The Brian Jonestown Massacre, todo ello apostando siempre por la búsqueda de un apartado melódico que pueda sostener y guiar siempre sus temas. En esta nueva entrega vuelven a confiar en su instinto para ofrecernos pinceladas certeras de lo bien que les sienta apostar por una mayor ligereza instrumental, no renunciando tampoco a algún que otro momento de mayor vendaval guitarrero. Sin embargo, la sensación que nos encontramos en Take It From Dead está bastante relacionada con simplificar sus temas para hacer que todo resulte más memorable y con un cierto punto más efusivo. Toda una muestra de como han repensado las posibilidades de su música para abrir una vía más accesible y que a la postre les sienta a las mil maravillas. Por ello, el viaje propuesto en estas canciones tiene mucho que ver con dejarse seducir por la parte más entregada al mundo pop de The Jesus and Mary Chain, ofreciéndonos momentos donde todo resulta especialmente tarareable.
Desde un primer momento vamos a intuir como las canciones de este disco nos conducen básicamente hacia una búsqueda interior, tratando de desentrañar lo que nos empuja hacia ciertas acciones o lo que realmente aporta mordiente a nuestras vidas. Sin embargo, toda esta capacidad para mirar en el interior no llega apelando a la angustia de la reflexión, sino más bien a la capacidad de que todo pueda seguir su curso con normalidad. Sin ir más lejos, la inicial ‘Searchin’’ supone una clara declaración de intenciones en todo lo relativo a abrazar los cambios. Apostando por revitalizar el componente pisocodélico de su música tanto por la vía de las guitarras más ácidas como por aquella otra en la que implica encontrarnos destellos sintéticos en la parta más atmosférica, Acid Dad no dudan dejar aparcado el modo de piloto automático para que sus canciones resulten mucho más ricas en matices. Incluso cuando se atisban momentos de mayor caos en lo relativo a muros de sonido altivos, como bien ocurre en ‘BBQ’, la banda es consciente de como la maraña de sonidos angulosos acaba resultando clarividente.
Con más apuntes interesantes nos encontramos con ‘She Only Eats Organic’, una composición donde definitivamente apuestan un poco más por los ritmos garageros con los que mirar hacia un mayor nerviosismo en lo rítmico y un dinamismo totalmente desbocado. Sorpresas agradables con las que sentar nuevas bases en sus temas, no dando la espalda a aquella parte de los noventa donde el reverb lo puebla todo. Sin olvidarnos de como el grupo también es capaz de construir sus temas desde bases más densas y relacionadas con lo progresivo, ‘Smile You’re on Camera’ emerge como una pieza más asociada a sus orígenes a pesar de gozar este nuevo enfoque basado en evitar cualquier atisbo de linealidad que se pueda presentar en la composición. Así es como se mantienen fieles a unos nuevos principios que a la postre les sientan a las mil maravillas en sus composiciones.
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