La artista italiana ha logrado en su primer LP reflejar muy bien sus inquietudes en todo lo relativo a mostrar un formato de folk pop ambiental con sus ciertos rincones oscuros, donde lo desconocido siempre resulta totalmente fascinante. Forjando el carácter de estas canciones a través de un núcleo acústico que se va abriendo alrededor de una instrumentación tan delicada como sobria, Marta es capaz de encerrar sus pensamientos más existencialistas y dotarlos de una vida extra a través del carácter barroco que por momentos posee la referencia. Solo así es posible que canciones como ‘Shy Heart’ acaben creciendo hasta límites insospechados, todo ello sin dejar pasar por alto la posibilidad de concederse momentos de gran vulnerabilidad que la permite obtener una mejor perspectiva sobre sucesos pasados. Por ello, a pesar de que estas composiciones en un primer momento parezcan revestidas de momentos totalmente místicos, al final nos conducen de lleno a situaciones de corte íntimo. 

Diseccionando el trabajo en su totalidad, nos vamos a dar cuenta de la enorme habilidad que posee la artista para dotar los temas de un espacio totalmente sereno donde cada sonido de corte orquestal se superpone para resultar totalmente reconocible. Aunque poco a poco logre que en su propuesta se fundan apartados sintéticos con unas cuerdas de lo más elegantes, como bien ocurre en ‘Amethyst’, en todo momento se encarga de destacar el papel de todos los elementos presentes, contraponiendo de este modo atmósferas tensionadas con otras que nos invitan a escuchar analizar al máximo nuestros pensamientos más desoladores. Esto es lo que ocurre en composiciones como ‘Swim To Me’, donde todo lo amenazante del inicio se acaba fundiendo en una melodía de lo más plácida con la que abordar temas relacionados con la eternidad. Así es como logra un bonito apartado relacionado con poder trascender desde los comportamientos más privados hasta esa forma de conectar con los que tiene a su alrededor.

Haciéndonos también ver como poco a poco es capaz de ir ampliando la paleta estilística contenida, en la segunda mitad del disco se vuelca en todo lo relacionado con modular su voz de una forma fascinante, superponiendo incluso diferentes capas como ocurre en ‘Birdsong’ para que sus temas suenen aún más sugestivos. Intentando encontrar respuestas a preguntas un tanto abrumadoras, pero que resultan esenciales para comprender nuestra posición respecto a lo que tenemos en nuestro entorno, Marta se abre paso a través de un cierto hilo de incertidumbre, encontrando en la final ‘Totally Fine’ el espacio de paz mental con el que asentar toda la carga reflexiva del trabajo. Evidenciando una vez más su formación jazzística y esa característica ligereza con la que logra impregnar la mayoría de sus temas, en esta composición logra que los posos desprendidos del disco, tales como sabernos escuchar a nosotros mismos, puedan perdurar en la memoria y así trascender más allá del plano sonoro.