La formación italiana sigue sabiendo como explotar sus virtudes de buena forma, logrando un cuarto LP donde combinan su cara más directa con aquella otra donde procuran explorar más en profundidad todos los recovecos propios de la psicodelia más cruda. A lo largo de esta referencia vamos a comprobar como sus influencias se encuentran bien asentadas, no teniendo tampoco ningún reparo en que puedan resultar bastante evidentes. Desde todo aquello que evocan los pasajes de rock intempestivos del Nick Cave que se arropa en los Bad Seeds más desgarradores hasta esa forma de buscar su ADN más turbulento al calor del hardcore. The Gluts no pasan por alto ninguna posibilidad de abrir la puerta hacia cualquier atisbo de visceralidad, provocando de este modo que canciones como ‘Black Widow’ se encuentren lanzadas a abrazar una brutalidad sonora que destaca por encima de cualquier otra cosa.
Sintiendo como el grupo se acaba moviendo un poco en tierra de nadie, ya que no alcanzan los momentos de guitarras más arduas propias del punk setentero de semblante más serio, pero tampoco se acomodan en el noise rock más melódico, este disco les sirve para disfrutar plenamente de la necesidad de no decantarse por ninguna vertiente en particular. Así es como podemos saltar de los toques fuzz más siniestro de ‘Something Surreal’ a ese caminar pesado y suplicante que aparece en ‘Breath’, todo ello destacando por no estancarse nunca en la linealidad. Precisamente el torrente de guitarras con el que logran que sus canciones en todo momento peguen bandazos como un coche carente de conductor es lo que propicia esa sensación de piezas siempre inconclusas con las que adentrarnos de lleno en una espiral de sorpresas.
Sin cesar en ningún momento en su empeño a la hora de explorar las emociones humanas más oscuras, incluso en las composiciones que se conceden mayor tregua como es el caso de ‘Ciotola di Satana’ todo parece girar alrededor de ese énfasis por volcar constantemente los pensamientos que nos consumen por dentro. Así es como se apoderan de un grito de lo más rugiente con el que ejemplificar de buena forma lo necesario que es poder comprender como los momentos críticos forman una parte fundamental de nuestras vidas. A pesar de ello, las canciones de este trabajo para nada suenan resignadas, sino que en todo momento poseen el azote preciso para saltar a la acción y encontrar nuevos significados relacionados con una filosofía de vida tan apasionada como acelerada.


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