Summer Sault acaban de publicar su segundo LP justo en el momento en el que más se les necesitaba, ya que entramos en esa época del año en la que es necesario percibirlo todo de una forma más benévola y con cierto espacio para el disfrute personal en todo lo que implica desconectar con nuestros entornos más habituales. Aquí es donde aparecen Matthew Terry y Eugene Chung para volver a insuflar dosis de un surf pop cada vez más redondo y perfeccionista, enfocándolo todo hacia unas canciones que poseen muchas más lecturas y profundidad emocional de la que podemos intuir en una primera escucha.

Si en su debut Happy Cramer se dejaban llevar por aquellos momentos donde aparecía la cierta nostalgia de la pérdida de la adolescencia y ciertos días dorados asociados a ella, en esta nueva entrega parecen tener mucho más asumido como nuevos tiempos más favorables pueden soplar en otras etapas vitales bien diferentes. Entre medias, el EP Favorite Holiday, Vol.1 hacía gala de un abanico de recursos que se podían intuir en esta referencia en base a esa forma de buscar un sonido introspectivo pero que al mismo tiempo estuviese dotado de una gran vitalidad. Las dos caras de una moneda que Summer Salt vuelven a emplear en este nuevo disco.

Teniendo la impresión de como desde los primeros compases de ‘Clover’ el grupo trata de analizar todas aquellas situaciones que les impiden alcanzar un mayor bienestar consigo mismos, este disco supone una auténtica búsqueda por reencontrarse con uno mismo y recuperar ciertas sensaciones un tanto olvidadas. Para ello, no dudan en apostar por todos aquellos riffs que apuntan alto pero que siempre tratan de comedirlos para ir liberando la esencia apacible de sus composiciones.

Así es como van saltando entre canciones enfocadas hacia una mayor placidez en todo lo que sugieren sus ritmos y otras donde es preciso apostar por todos los recursos que nos deja el pop luminoso asociado indudablemente a la Costa Oeste norteamericana. De ahí que temas como ‘Trouble in Paradise’ resplandezcan a base de saber como jugar con los medios tiempos donde aparentemente no pasa nada, pero que sirven para coger el respiro necesario a la hora de deslumbrarnos con todo lo relativo a estribillos en falsete sencillos pero embriagadores.

Sin olvidarnos tampoco de como bajo esta aparente capa relacionada con no perder comba dentro todo lo que sugiere poder conectar mejor con todo lo que te rodea, también aparecen temas donde se atisba ese intento de escapatoria hacia adelante, bien sea de una forma literal como de una forma más relacionada con dejar volar la imaginación. De esta forma llega ante nosotros la bonita ‘Lewa Lani’, una de esas piezas que quizás en un primer momento pueden pasar desapercibidas pero que acaban dejándonos ante todas las bondades por las que se caracteriza este trabajo. Desde líneas de guitarras que se entremezclan sin darnos cuenta hasta esa gran calidez que recubre el apartado atmosférico creado.

Seguramente en puntos del disco como este es donde nos damos cuenta del efecto apaciguador que posee la música del grupo, haciendo que todo parezca desvanecerse entre estampas significativas en nuestras vidas. Por ello, esa mirada que en todo momento realizan hacia los veranos eternos, las largas conversaciones nocturnas entre amigos y los momentos en los que la alegría llama a tu puerta sin esperarlo no resulta tomada para nada de un anuncio de cerveza, sino que recrear minuciosamente todos los detalles que contienen esos momentos de brillo inherente.