La artista noruega Ellen A. W. Sunde nos entrega su tercer referencia, evidenciando una evolución natural del componente de pop etéreo de su música hacia nuevos territorios más relacionados con alcanzar un plano rítmico realmente sugestivo. De esta forma es como en esta nueva referencia se aventura hacia texturas más intermitentes y burbujeantes, no pasando por alto ciertos momentos donde un mayor acabado techno en sus canciones hace que su propuesta tome un mayor empuje. Por lo tanto podemos decir que todo lo mostrado en este trabajo esconde una doble cara, sintiendo muy de cerca como este conjunto de composiciones nunca llega a explotar, sino que nos mantienen sumidos en la bonita ambivalencia relacionada con lograr que los beats lanzados vayan construyendo un clímax progresivo. Sin renunciar tampoco a la posibilidad de que sus temas se perciban bien estructurados y con un punto arrebatador centrado en la música dance más misteriosa, el avance de la referencia nos desvela un carácter solemne relacionado con no ofrecernos nunca ninguna narrativa puramente descriptiva.
Ejecutando sus canciones a modo de pinceladas, como si estuviesen mecidos por impulsos nerviosos, Sea Change despliega un recurso de elementos relacionados con las líneas sintéticas donde abundan los graves, las voces susurrantes y cajas de ritmos que cuanto menos aportan un aire inquietante a la propuesta. El hecho de presentarnos diferentes estampas relacionadas con reimaginar sentimientos difusos, donde los recuerdos parecen fluir de una forma inconexa, acaba conectando a las mil maravillas con la forma en la que estas canciones se presentan lo más cortantes posibles y con esa idea de poder crear un desconcierto que para nada resulta incómodo. Por lo tanto, el poso que nos deja la escucha completa del disco es el de una artista que trata de equilibrar el componente desafiante que posee toda la experimentación de su música, junto con el carácter ambiental de su música que provoca que la escucha vaya adquiriendo una progresiva sensación reconfortante.
A medida que avanzamos por el disco, el formato de electrónica emocional propuesto resulta agitado pero nunca alcanza altas cotas turbulentas, ya que ante todo prima el efecto apaciguador del plano vocal y la continua búsqueda de puntos de escapismo con los que alcanzar un lado mucho más evasivo. Por ello, de vez en cuando logra introducir un tipo de piezas de más bajas revoluciones como las de ‘Never Felt’, encontrando de este modo la puerta de salida del club nocturno de luces completamente tenues en el que bien se podría disfrutar al máximo de estas composiciones. Una habilidad que bien merece la pena destacar ya que hacer relucir al máximo todos los contrastes encerrados en esta referencia, no pasando de este modo por alto lo necesario que resulta que la música de baile pueda tener múltiples finalidades y así alcanzar un apartado liberador que en este caso llega por diferentes vías. Sin lugar a dudas Sea Change logra moverse como pez en el agua dentro de este juego de tensar y destensar el componente ambiental de sus temas, logrando nunca acomodarse en una faceta de su música.
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