La banda de Albany se destapa como una formación total a la hora de lograr unas canciones que recorren sin ningún tipo de complejo géneros como el emo rock, el post hardcore, el rock adormecido a lo Death Cab For Cutie o incluso el formato de noise pop totalmente melódico de principios de los dosmil que ayuda a redondear sobremanera su propuesta. Todo esto sirve para dar rienda suelta a lo más parecido a un álbum temático que han logrado en su carrera, ya que estas composiciones se encuentran muy marcadas por todo lo que implica el miedo a la muerte. Con el punto de partida de un accidente en furgoneta que sufrió el grupo en 2018, Kory Gregory comenzó a armar unas canciones donde no solo la sensación de angustia extrema que causa un incidente así es la protagonista, sino que todo esto también desembocó en una reflexión sobre lo que implica la pérdida de las personas que se encuentran a nuestro alrededor. A pesar de que le necesidad de reflejar todas estas ideas pueda suponer que las canciones en todo momento adquieran tonalidades un tanto dramáticas, la forma de volcar los pensamientos no acaba revistiendo toda la crudeza que cabría esperar.
Sin olvidarnos como hasta la fecha la formación siempre ha sabido como ir surcando diferentes géneros sin perder su tan característico empuje punk, en esta ocasión vamos a encontrarnos con una banda que sabe diversificar al máximo las dinámicas impresas en sus temas. Por ello no nos extraña tanto como son capaces de saltar de las connotaciones tan aguerridas que posee ‘A Random Exercise in Impermanence (The Collector)’ a esos matices mucho más joviales que encierra ‘Jesus Fucking Christ’, reafirmándose una vez más en esa idea de como a los problemas que se nos cruzan en el camino siempre hay que afrontarlos desde una terapia de choque. Sin ocultar tampoco en ningún momento como las sombras que acechan los rincones de su mente en muchas ocasiones proporcionan la mejor inspiración posible, canciones del estilo a ‘Hollow, As You Figured’ también sirve para darnos cuenta de la sensibilidad con la que el grupo plasma momentos de lo más paralizadores.
Avanzando en todo lo que nos podemos encontrar en el disco, tampoco podemos pasar por alto lo valiosos que resultan todos esos impases relacionados con abrir las puertas a un mayor apartado introspectivo que se imprime en canciones casi acústicas como ‘Curly Q’, sintiendo como el grupo también es capaz de mostrar de una forma bien diferente a lo presentado hasta el momento ese ímpetu relacionado con tratar de superar los baches vitales. De hecho el recital de encarar los sucesos más desafortunados de una forma no tan crítica se presenta a través de una variedad envidiable, ya que incluso se atreven con un formato de pop casi bailable como bien se muestra en ‘Keep Up That Talk’ o una balada de lo más rompedora como es el caso de ‘Discount Assisted Living’. Como si se tratase de encontrar un camino algo más recto para tratar de resolver los problemas que acaban taladrando nuestra cabeza, Prince Daddy & The Hyena liman los bordes de sus composiciones para encontrar una nueva forma de sanación.
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