Jade Lilitri publicó la semana pasada por sorpresa un nuevo trabajo de Oso Oso, dejándonos ante otra de esas obras destinadas a romper la nostalgia y al mismo tiempo tratar de relativizar la forma en la que nuestras vidas siempre parecen moverse al borde del abismo. Esta referencia sin lugar a dudas resulta de lo más especial para el artista, ya que fue el último conjunto de canciones que grabó junto a su desaparecido amigo Tavish Maloney, sintiendo que todo lo que hicieron en esta etapa tenía que ver la luz tal cual fue compuesto y grabado en su momento. De esta forma, si ya de por sí las canciones de la formación ahondan en ese sonido que nos pone por momentos los ojos vidriosos al incidir en las guitarras noventeras y el efecto aliviador que muchas veces tiene el emo rock más adormecido, ahora tenemos que añadirle todo lo que implica este disco para Jade, obteniendo una obra donde todos los elementos se unen para reflejar un período vital convulso pero afrontado con esas ganas de exprimir cada momento de la vida al máximo. Sin pasar por alto tampoco el intento de reflejar ciertos pensamientos tan convulsos como desesperados con los que tratamos de movernos de forma hábil por las dificultades que se nos presentan en el camino, las nuevas canciones de Oso Oso siguen desprendiendo ese brillo especial con el que tratar de mirar siempre hacia adelante aunque el pasado nos ponga una mano en el hombro.

Adentrándonos a fondo en todo lo que ofrece este Sore Thumb, vamos a poder comprender rápidamente como la mente de Jade siempre está en constante ebullición a la hora de capturar situaciones donde las contradicciones nos sobrepasan. De ahí que en muchas ocasiones el enfoque de este disco no sea otro que el de tratar de encontrar una mínima escapatoria de la realidad, manifestándose de lleno en algunas de las canciones más enérgicas de la referencia como es el caso de la inspirada ‘Fly On The Wall’. Sin abandonar tampoco los relatos reflejados en tercera persona, donde la perspectiva gira hacia un enfoque mucho más relacionado con centrar los focos en personajes que sitúan al oyente en conflicto interno, en esta ocasión aparece una ‘Father Tracy’ que sirve para aportar mayor ligereza a la referencia. Este efecto relacionado con lograr que nuestra mente pueda escapar hacia territorios más amables, donde sin embargo siempre aparecen sombras pronunciadas, también está presente en otros puntos del disco como es el caso de ‘Pensacola’, una de esas canciones que desnaturaliza algo más la propuesta de Oso Oso, pero que también sirve para mostrar un mayor carácter evolutivo en su música.

Más momentos que no pueden pasar desapercibidos del disco llegan gracias a una ‘Describe You’ con la que prender la mecha de ese formato de canción donde las emociones se sitúan a flor de piel y los relatos vitales adquieren un gran vértigo. Potenciando más que nunca esa cara donde los estribillos se vuelven ultramelódicos, seguramente esta canción es la que deja el listón más alto de todo el disco en materia de dictar frases lapidarias. Sin perder tampoco de vista situaciones donde busca cobijo en un tono totalmente confesional, donde los medios tiempos llevan la voz cantante, canciones como ‘Sunnyside’ también logran capturar fielmente ese espíritu de plasmar la juventud de una forma totalmente realista, con todos aquellos episodios de felicidad desbordante, pero también siendo conscientes de las dificultades de una etapa que también deja un cierto poso agridulce. Así es como nos hace ver una vez más su buen pulso a la hora de sacarse de la manga narrativas que arrojan la suficiente luminosidad sobre etapas que tienden a marchitarse con el paso de los años. Por todas estas cosas, seguramente no estemos ante el disco que marque un claro punto de inflexión en la carrera del músico, aunque sí que resulta innegable que sigue manteniendo el nivel altísimo en todo lo que implica brillar mediante canciones con las que revolucionar nuestro interior.