Han tenido que pasar seis años para que Brad Oberhofer nos dejase de forma oficial con un nuevo trabajo. Todo este es el tiempo que ha transcurrido desde que viese la luz Chronovision en 2015, una referencia que lo destapaba como todo un talento del glam pop que esquivaba los clichés del género y al mismo tiempo dejaba espacio para las guitarras más envalentonadas. Posteriormente, tras algún que otro anuncio de nuevas referencias fallido, múltiples demos subidas a Soundcloud que iban apareciendo y desapareciendo, el músico se ha puesto manos a la obra para lograr un disco claramente evolutivo y ambicioso. Así es como este Smothered rompe con todo el ímpetu mostrado en el inicio de su carrera, adquiriendo al mismo tiempo un ambiente más meditabundo donde lo meticuloso de la producción hace que los temas puedan alcanzar otro nivel. Por ello, en este disco no vamos a encontrarnos ninguna pieza cargada de ritmos garageros que buscan esprintar, sino más bien una oda a las bandas de pop psicodélico de los 2000 que no tenían ningún complejo a la hora de innovar en el concepto de facturar un single.

Todas estas novedades introducidas en su música se manifiestan desde el primer momento con una ‘In The Blink of An Eye (Time Passes By)’ que contiene ese tono tan agridulce que va a predominar a lo largo de la referencia. Tratando de representar de buena forma todas aquellas sensaciones derivadas de cómo las emociones más catárticas quizás no se podrán repetir en el futuro con la misma intensidad, el disco supone una búsqueda constante de ser conscientes de nuestros rasgos más identitarios junto a las herramientas que tenemos a nuestro alcance para combatir la sensación de aislamiento. Todas estas temáticas resultan bien moldeadas mediante un cierto espíritu romántico que se acaba colando de una forma tan tenue como embriagadora, evidenciándose sobre todo en temas como una ‘Dreaming of U’ que aparece como la perfecta balada para dejar volar nuestra imaginación hasta límites insospechados. Quizás todas estas ensoñaciones son las que ayudan a encontrar un carácter más amable al disco, aliviando de este modo la fuerte carga relacionada con los relatos de soledad que aborda en varios puntos del tracklist.

Comprobando también como Brad no ha dudado en salirse de los márgenes de los elementos reconocibles en su música, también apuesta por deformar el sentimiento melódico del disco en temas como ‘What Does It Mean To Me?’, encarando los tempos más lentos a través de recursos más relacionados con el R&B o el hip hop, sabiendo al mismo tiempo como limar los bordes y hacer que las canciones no nos resulten tan ajenas a su propuesta. Abriendo las puertas a más de aquellos momentos donde el intimismo forjado a base de patrones sintéticos irregulares pega fuerte, no podemos pasar por alto una ‘Miss Yr Face’ con la que pone de manifiesto su buen gusto a la hora de emplear el sonido de 8 bits sin que nada quede estridente, sino más bien todo lo contrario. Detalles que hacen que este trabajo pueda tener un mayor recorrido y que sirven para desear con mucha fuerza que Brad siga mostrándonos su música de forma más periódica.