Danny Lee Blackwell ha decidido regresar a los orígenes de Night Beats en su más reciente trabajo Outlaw R&B, reecontrándose de este modo con el garage rock con aroma de blues que caracterizó los primeros compases del grupo. Sintiendo como en el experimento realizado en Myth of a Man, donde apostó por un formato de rock más cercano que nunca al sonido Nashville, resultó bastante descafeinado, en esta ocasión sabe cómo equilibrar todo aquello que conlleva caminar con el peso de la canción americana junto con los momentos en los que es preciso apelar a un estruendo y profundidad mayor. Por lo tanto podemos decir que podría ser un nuevo paso a la hora de ganar en temple pero sin renunciar a todo el fervor guitarrero que caracterizaba antiguamente los directos del grupo, haciéndonos ver como la evolución mostrada se podría considerar bastante natural analizando el punto de partida de la formación y todo lo que vino después. Al mismo tiempo, este trabajo también destaca por la amplia gama de posibilidades que nos ofrece, ya que de una forma certera en todo momento apunta tanto hacia una cara de psicodelia bastante ácida como hacia el buen uso de la pedalera en fervor de alcanzar un apartado fuzz.
Desde los primeros compases del disco se intuye a mayor ligereza que Danny y compañía han volcado en estos temas, abriendo en todo momento la puerta a melodías bastante joviales que no se alejan mucho del espíritu plácido de auténticos clásicos como los Beach Boys. De ahí que la inicial ‘Stuck in the Morning’ marque el camino hacia los estribillos heredados del surf pop al puro estilo californiano, logrando que la cara más luminosa del disco pueda resplandecer desde los momentos iniciales. Con también mucho ímpetu no dudan en discurrir por aquellos caminos donde los ritmos más cercanos al country llaman a la puerta, entregándonos temas como ‘Revolution’ donde apelan sin lugar a dudas a esa forma de cambio personal que tanto se precisa en nuestras vidas. Esa sensación de inconformismo por no asentarse en ningún género en particular es algo que domina buena parte del trabajo, intentando hacernos ver lo cómodos que se sienten cuando es preciso apelar a un lado más western y desafiante como el de ‘Hell in Texas’ o los ritmos más transfronterizos encerrados en ‘Shadow’.
Avanzando a lo largo de la referencia, tampoco se puede pasar por alto la búsqueda efectuada por lograr algún que otro tema que puede suponer la punta de lanza del trabajo, desplegando para ello sus mejores armas en todo lo relativo a lograr riffs que llamen la atención a las primeras de cambio. Aquí es donde se podría encuadrar una ‘Thorns’ que suena de lo más envalentonada, del mismo modo que ‘Ticket’ nos ofrece una marcha más y nos recuerda a aquellos momentos tan impetuosos de sus directos donde provocaban invasiones de escenario de lo más espontáneas. Entre medias de todos estos temas tan destacados, también hay alguna que otra inclusión a un rock más primigenio y cavernoso, apareciendo una ‘Crypt’ que acaba encajando en la cara más cruda del disco. De esta forma cierran el círculo relacionado con no dejar ninguna de sus etapas fuera de este trabajo y evidenciar como este disco está compuesto desde toda la seguridad que aporta la experiencia acumulada a lo largo de los años.


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