La mítica banda de Durham ha regresado con su primer LP en tres años, dando buena cuenta de como siguen siendo imbatibles en aquellos terrenos donde el power pop resulta recubierto por un ruido melódico totalmente revitalizante. Así es como se sacan de la manga otro disco en el que se han decantado por volver a explotar al máximo un sonido totalmente patentado, todo ello exhibiendo una vez más una inspiración eterna en su forma de contar relatos apasionantes. A lo largo de este Please Don’t Take Me Back encuentran las dosis perfectas de nostalgia en su sentido positivo, ganas de volver a compartir recuerdos con personas importantes y su particular forma de dar la vuelta a la tortilla a los días más oscuros. Con todos estos ingredientes nada puede salir mal, obteniendo firmemente esta conclusión una vez le hemos pegado unas cuantas escuchas del tirón al disco. Sin renunciar nunca a su paso firme, pero sabiendo cuando hay que serenar lo impulsivo de sus melodías para dar paso a un mayor refuerzo de los coros, Martha nos hacen ver como su música ante todo resulta ejecutada con gran pasión.

Logrando siempre echar la vista hacia atrás para poder contextualizar ciertos recuerdos dentro del presente, estas nuevas composiciones en todo momento muestran esa cara del grupo relacionada con ofrecernos imágenes de lo más vívidas de lo que supone evolucionar en los terrenos emocionales tratando de implicarse al máximo con la intensidad de los momentos vividos. Si su anterior Love Keeps Kicking tenía un enfoque mucho más centrado en dar rienda suelta al capítulo amoroso, en esta ocasión van a mirar de una forma más abierta hacia todo tipo de episodios con los que intentar frenar la incertidumbre del futuro. Esta característica junto con su casi instantánea aceleración punk los conduce de lleno a que la mayoría de sus canciones puedan ser tratadas una vez más como singles. Desde esa explosión inicial reflejada en ‘F L A G // B U R N E R’ donde nos hablan de esos pequeños gestos que han marcado nuestras vidas hasta ese ‘I Didn’t Come Here To Surrender’ donde enfrentan el tono alentador al hastío más invasivo, todo ello emerge con ese espíritu de llevarse por delante la condescendencia que nos podamos encontrar en cualquier entorno cercano.

Indagando a fondo en las múltiples bondades que nos garantiza el disco, resulta complicado tener que escoger los momentos más disfrutables del álbum, ya que a lo largo de las 11 canciones se encargan de redondear al máximo todos los solos de guitarra lanzados como si fuesen estrellas hard rock salidas de los setenta, todo ello manteniendo latente ese componente de todas las bandas de Fortuna POP! que siempre nos permite tararear todas sus canciones aunque las revoluciones desciendan de forma drástica. Este puede ser el caso de la maravillosa ‘Irreversible Motion’, una de esas canciones donde bucean en una asumida infelicidad permanente que son capaces de describirla de una forma para nada trágica. Tirando de todos esos detalles agridulces que nos depara cualquier etapa vital, Martha siguen haciéndonos ver como hay mucho más realismo del que parece en sus canciones. Ante esto solo podemos darles las gracias una vez más por seguir siendo la banda que más rápido nos puede sacar de cualquier atolladero.