Gioele Valenti continúa haciéndonos ver como su proyecto JuJu sirve como perfecto sustento de composiciones donde la diversidad de sonidos encaramados al kraut no tiene fin, pudiendo identificar en esta nueva entrega un conjunto de composiciones que van desde la new wave más sugestiva hasta esos momentos donde la euforia propia de la psicodelia más ligera lo acaba poblando todo. Sintiendo como en este trabajo en todo momento nos adentramos en diferentes etapas que documentan de buena forma su espíritu inquieto por lograr que todo lo que suene llegue de una forma comprometida con su ideario sonoro, las canciones de La Que Sabe gozan en un abanico de arreglos sintéticos que acentúan sobremanera todas aquellas particularidades un tanto retrofuturistas que encierran sus temas. Tan solo basta con comprobar como en ‘Nothing Endures’ podemos incluso atisbar algún que otro elemento trip hop que hace que todo suene aún más expansivo.

Logrando que la voz de la experiencia por momentos dictamine sentencia, resulta curioso el comprobar lo bien que funcionan aquellos temas donde apuesta por ceñirse a un núcleo más oscuro y un tanto inquietante, llegando grandes canciones donde mostrar el cuchillo entre los dientes como resulta ser ‘She’s Perfect’. A través de la forma de moldear los ambientes un tanto sobrecogedores y con esa vista puesta en que todo suene de una forma progresiva y retorcida, el artista italiano va logrando poco a poco un abanico de recursos más amplios, no dudando tampoco en echar mano a una psicodelia comedida pero que marca el punto más ácido del disco. Incluso con algún que otro guiño al Bowie más lisérgico, podemos encontrarnos ante canciones que se abren paso entre medios tiempos cargados de una actividad frenética, tal y como sucede en una ‘Days in the Sun’ donde se puede casi sentir como las partículas del aire se concentran para formar la tormenta perfecta.

Precisamente la recta final del trabajo es la que esconde esa forma de divagar de una forma más lenta y desasosegante alrededor de una temática más existencialista, sacando a relucir esa catarata de deseos marchitos que acaba por frustrarnos en nuestro día a día. Por el camino, nos encontramos ritmos de lo más eléctricos que se desenvuelven de una forma casi retraída, emergiendo canciones del estilo de la final ‘Beautiful Mother’ como un mantra perfecto en el que se conjugan cuerdas metalizadas y esa forma de avanzar a través de todo tipo de indecisiones vitales. Afortunadamente, el tramo final del tema se encuentra también a la altura que requieren las circunstancias, pudiendo exhibir aún más fortaleza a la hora de intentar someter todo el caos que nos rodea y oprime.