El dúo conformado por Brijean Murphy y Doug Stuart sigue dejando constancia de su visión integradora de la música electrónica atmosférica, publicando un segundo LP donde ponen en valor sus influencias jazzísticas, funk e incluso relacionadas con la bossa nova. A lo largo de este Feelings nos vamos a encontrar una referencia que desde un primer momento apela a la coherencia en todo lo relativo a encerrar ambientes de lo más vaporosos, destacando siempre sobremanera el apartado rítmico de los temas. No en vano, Brijean es una de las percusionistas que se encuentra detrás de varios de los discos de Toro y Moi y U.S. Girls, logrando que sus composiciones siempre posean características groove con las que enfatizar su poderío melódico. Pues bien, en el más reciente trabajo de su banda titular, logra vertebrar los temas a partir de todo lo que implica perfilar líneas de bajo sinuosas junto a variados recursos que beben de la tropicalia. A partir de ahí resulta mucho más sencillo poder trazar un conjunto de voces por momentos susurrantes que aportan aún más calidez a los temas, a la par de caer rendidos a los efectos de una producción sobria pero con algún que otro efecto sintético que magnifica la inspiración casi espacial que posean algunas composiciones.

Apelando en todo momento a la coherencia que subyace en la forma de lograr unas texturas de fondo que muestren gran actividad pero que no opaquen a todo lo distendido que sugiere el plano melódico de estos temas, podemos afirmar que el trabajo discurre sin grandes sobresaltos, pudiendo alcanzar clímax excitantes de una forma sorpresiva e insospechada en un primer momento. De este modo la secuenciación del disco resulta bien planteada, encadenando canciones como ‘Wifi Beach’ o la propia ‘Feelings’ donde nos deja ante las dos caras de la moneda a la hora de dar salida a una particular unión de música caribeña junto a algún que otro guiño al house más ligero. Tirando de este tipo de detalles consiguen que el disco pueda ser interpretado como una obra totalmente sólida donde van apareciendo y desapareciendo diferentes bases recurrentes, garantizándonos al mismo tiempo que en todo momento las revoluciones van a permanecer bastante constantes y sin necesidad de que tomen una marcha más.

Sintiendo como a medida que transcurre el trabajo no cesa el interés por divagar a través de sonidos que van desde el afro beat hasta un formato disco casi balearic, el grupo va encontrando cada vez más acomodo en todo lo que implica dar rienda suelta a pequeños leimotivs tanto rítmicos como melódicos, muy al estilo de la pequeña revolución carioca lograda en ‘Hey Boy’. Combinando también de una forma muy sutil unas letras que apelan al poder de despertar imágenes distorsionadas en nuestra mente, muy al estilo de aquellas visiones oníricas que se mueven entre la fina línea que separa el estar dormido de la vigilia, son capaces de alcanzar un apartado totalmente sugestivo. Sin olvidarse tampoco de introducir algún que otro fragmento de conversaciones de fondo donde se relativizan las cosas que ocurren en nuestras vidas, como bien ocurre en el tema ‘Pepe’, la banda aporta ese toque de mayor cercanía a sus temas. Estamos por lo tanto ante uno de esos discos que para nada está destinado a ser escuchado de fondo, ya que posee una actividad desbordante en todos sus planos como para encontrar siempre un pequeño rincón con el que quedarnos prendados de él.