Alex G nunca ha tenido miedo a mostrar mil y una piruetas artísticas en sus composiciones, provocando que sus últimos trabajos hayan estado poblados de canciones marca de la casa, pero otras que demuestran una gran ambición por no acomodarse en la parte más reconocible de su cancionero. Esto le hay llevado a que su más reciente trabajo represente su obra más atrevida hasta la fecha, ya que ante todo el componente experimental encerrado en estas canciones resulta más transversal que de costumbre, afectando prácticamente a todas ellas. A pesar de esto, todo lo que nos vamos a encontrar en God Save The Animals va a trasladarnos a diferentes puntos de su trayectoria, bien sea por la forma de producir los temas, el minimalismo instrumental encerrado en ellas o la forma de encontrar estampas vitales que parte de la extrañeza y se acaban adentrando en recuerdos entrañables de mayor alcance universal. Por todos estos motivos, no nos queda otra que volver a celebrar el talento del músico de Philadelphia y como cada uno de sus trabajos debe de ser considerado con la atención que precisa.

Buceando alrededor del concepto de dios, no de una forma espiritual sino como algo en lo que creer, Alex nos presenta de una forma muy ordenada todo tipo de pensamientos existencialistas, bien volcados en otras personas como ‘Runner’ o bien mucho más relativos a la forma de reencontrarse con uno mismo como lo hace en una ‘Ain’t It Easy’ que nos lleva hacia uno de los pasajes que más oscuridad arroja a lo largo del disco. Quedando patente como ante todo, estas canciones están impregnadas por la plenitud de las experiencias vividas más determinantes, no duda en echar mano a todo tipo de contrastes relacionados con experimentar la desilusión en su máximo esplendor. Esto resulta de gran importancia en canciones como ‘No Bitterness’, tema que puede representar muy bien la forma en la que buen parte del disco está construido desde una perspectiva musical más ambiental y basada en la unión de diversas capas sonoras de lo más alteradas.

Sin perder de vista nunca esa forma tan directa que tiene de conectar canciones que se intuyen altamente confesionales y que sirven para poner en común los momentos más cabizbajos por los que todos atravesamos, no podemos saltar la belleza encerrada en una ‘Mission’ que vive múltiples cambios y que encuentra en la voz de Molly Germer los detalles perfectos para que suene de forma compungida. En esta línea ‘Miracles’ también parte del cúmulo de contrastes bien amortiguados que poseen la mayoría de nuestros recuerdos felices, dibujando las sombras presentes en ellos para que la estampa sea lo más realista posible. Así es como conecta de buena forma con las características más lacrimógenas de su cancionero y alivia la necesaria crudeza residente en ‘Forgive’, tema que cierra el trabajo y que evidencia como ante todo sus temas acaban teniendo un componente desgarrador que siempre acaba saliendo a la luz.