Julia Jacklin nos ofrece un tercer LP donde no tiene miedo a adentrarse en un conjunto de canciones que apelan a la serenidad dentro de los episodios vitales más convulsos, procurando ante todo no perder la esencia de una forma de componer canciones que ante todo siempre resulta altamente confesional. Siendo una de esas artistas que siempre ha tratado de diversificar al máximo sus trabajos dentro de un estilo asociado al folk rock más sobrio, en este nuevo Pre Pleasure evidencia como se encuentra en su momento de mayor inspiración compositiva, dándole igual el formato de canción al que recurra para expresarlo. De ahí que alejándose de los singles presentes en este disco, se decante en esta ocasión por una mayor desnudez que permita relucir las ideas melódicas sencillas pero totalmente entregadas a esa necesidad de simplificar la descripción de situaciones vitales un tanto complejas. Solo de esta forma el componente narrativo del disco adquiere un valor añadido, ya que el componente universal por el que se mueven logra impactar de lleno en los recuerdos más íntimos del oyente.
Con un inicio del trabajo de lo más potente en lo relativo a la capacidad de ofrecernos estribillos cargados de fortaleza, Julia nos hace ver como también puede meterse de lleno en el papel de artista apasionada de las guitarras más crudas con cierta querencia por el rock noventero. Buena muestra nos la encontramos en una ‘I Was Neon’ que emerge como una composición revulsiva donde evidencia su capacidad para resurgir con total fortaleza después de dejar de lado los estados mentales más asoladores. Dentro de esta cara más puesta en la reacción personal que tiene que llegar tarde o temprano después de cualquier vaivén sentimental, nos encontramos también con una ‘Love Try Not To Let Go’ con la que abre la veda de su acertada disección de las relaciones sentimentales, no escatimando en momentos de realidad aplastante pero también romanticismo. Este particular equilibrio que lograr establecer entre estos dos términos en buena medida será lo que acabe guiando el disco según avanza.
Ateniendo ahora a la otra cara de la referencia, donde la espectacularidad emerge por caminos bien diferentes, aparece un conjunto de canciones casi acústicas donde lograr recopilar todos esos retazos de recuerdos que han propiciado saber como hallar el punto medio entre el mantener la identidad personal intacta y el entregarse a otra persona. Evidencias claras de cómo es capaz de aventurarse, salir airosa y a la postre emocionar con este ejercicio de análisis preciso de su vulnerabilidad lo encontramos en temas tan disfrutables como ‘Moviegoer’ o ‘Be Careful With Yourself’. Para rematar a la perfección con la exploración de ciertos episodios que no resultan del todo cómodos enfrentarse a ellos, logra cerrar el disco con la acertada ‘End Of A Friendship’, una de esas canciones donde la profunda decepción y tristeza acaban por ser procesadas de una forma adecuada para poder avanzar dentro de la complejidad que implica el depositar nuestra confianza en los demás.
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