La formación británica sigue fiel a su fórmula más que reconocible basada en ofrecernos unos sonidos frenéticos donde las melodías resultan hipervitaminadas. Sin embargo, lejos de recrearse y versionarse a sí mismos, en este nuevo trabajo nos ofrecen nuevos matices con los que lograr que el conjunto de canciones pueda dejar poso, todo ello no dudando en echar mano del efecto más liberador que pueden contener los mensajes liberados a lo largo del trabajo.

Con una carrera donde nunca han bajado el ritmo a la hora de dejarse seducir por los samples más brillantes, las estrofas rapeadas o todo aquello que puede dar de sí una instrumentación enfocada a una gran banda de instituto, esta nueva entrega destaca por saber encontrar el punto preciso a la hora de no pasarse de frenada en todo lo relativo a la producción de los temas. Para ello, alternan de buena forma el conjunto de librerías de sonidos más inverosímiles junto con una nueva concepción de su música basada en pequeños leimotivs melódicos que sirven para forjar canciones con ganchos tan buenos como los de ‘Cookie Scene’.

Aportando en esta ocasión influencias que van desde aquel formato del pop radiofónico de principios de los 90, como bien ocurre en ‘We Do It But Never Know How’, hasta esa vertiente entregada a la épica hiphopera encerrada en ‘Pow’, The Go! Team logran que los giros pegados a lo largo de la referencia sirvan para que no perdamos en ningún momento la atención. De hecho, en ciertos momentos del disco parece que se requiere más que nunca del oyente a la hora de asimilar el conjunto de voces lanzadas a por lo eufórico o esos medios tiempos que en vez de cumplir su función de interludios nos dejan aún más exhaustos.

Sin embargo, ante tal aluvión de guitarras con mil y un efectos en su pedalera acaban encontrando como separar todo el envoltorio agitado de su música de lo que realmente construye el núcleo de los temas. Así es como ‘I Love You Better’ emerge como otra composición donde no conceden ningún respiro en lo relativo a la superposición de texturas cambiantes, pero logran aislar aquellos momentos donde realmente las melodías apuntan hacia lo efusivo.

Atendiendo a la recta final del disco, no podemos pasar por alto lo bien que les sienta recurrir a canciones sin tantos artificios como es el caso de ‘A Bee Without It's Sting’, haciendo que la ligereza por primera vez impere a lo largo del disco para coger más aire que nunca. Incluso cuando el ornamento está más relacionado con ofrecernos sonidos de viento totalmente brillantes como los de ‘Tame The Great Plains’, el hecho de no andarse por las ramas a la hora de concentrar las ideas principales en lo más parecido a una banda sonora alternativa para Hora de Aventuras propicia esa impresión de como muchas veces menos es más.

 Cerrando definitivamente el disco, se apuntan a la tendencia imperante en el disco de mostrar un cierto grado de despreocupación incluso cuando nuestras vidas parece que se aproximan a momentos trascendentales. De ahí que ‘World Remember Me Now ‘ suponga el perfecto himno a como dejar huella en todo lo que hacemos, sea grande o pequeña.