Palm son de esas bandas que siempre parecen hacia donde quieren ir por muy caóticas que resulten sus composiciones. Siendo los auténticos reyes en aquello del art pop más imprevisible, repleto de cambios de ritmos desconcertantes y todo tipo de modulaciones guitarreras que suenan ante todo inquietantes, sus trabajos se podrían interpretar como cuadros impresionistas que según como los mires te pueden sugerir cosas muy diferentes. Pues bien, en su nueva referencia Nicks and Grazes tratan de ir aún más allá de lo que hacían en su anterior Rock Island en todo lo referido a provocar que sus temas te pillen por sorpresa y te hagan cuestionar qué es lo que realmente estás escuchando. Quizás buena parte de la culpa de todo esto lo tenga una actitud mucho más agresiva en la sección rítmica y la forma en la que han reforzado todos los graves sintéticos que aparecen en las composiciones. Estas nuevas características logran que la referencia acabe girando por momentos hacia esa cara en la que la espera en nuestras vidas no puede tener lugar, transmitiendo por la vía de la deconstrucción melódica una urgencia bastante devastadora.
Con una recta inicial del disco en la que no nos ofrecen prácticamente ningún respiro en aquello de ofrecernos una catarata de emociones cambiantes, que transitan entre la frialdad de ciertas estampas que nos encontramos en el día a día y esos otros momentos donde nuestra mente tiene que recapitular sobre la extrañeza de acciones que observamos, canciones como ‘Touch and Go’ o ‘Feathers’ no nos dejan otra opción que no sea abrazar la vertiginosidad de los días. Procurando que el aparataje atmosférico tenga alguna connotación amenazante, este inicio del trabajo nos prepara para que nuestra mente no siga ningún esquema preconcebido en cuanto a la búsqueda de ciertos puntos reconocibles que pueda unir. Basta con encontrarse ‘Eager Copy’ para darnos cuenta de como la forma de componer del grupo se aproxima bastante a lo visceral, abriendo la puerta a una abstracción que al final acaba enganchando sin ninguna explicación aparente.
A pesar de tener la sensación de que no hay ningún tipo de guion establecido y que es la aleatoriedad la que juega también un papel importante en el disco, Palm saben también cuando echar el freno y retroceder dos pasos del borde del abismo. Por ello encuentran una vía para calmar las aguas gracias a composiciones como ‘On The Sly’ o incluso una ‘Away Kit’ donde caminan hacia texturas electrónicas que se enrevesan hasta el infinito pero de una forma mucho más secuenciada. A esas alturas del disco ya nos hemos dado cuenta de como el viaje emprendido a través de esa exploración de todas las cosas que nos desquician y que al mismo tiempo no podemos hacerles frente supone la tónica general de la referencia, algo que también parece aparecer por la mente de Palm para aportar unas mayores dosis de despreocupación gracias a ‘Mirror Mirror’ y ese sentimiento de estar preparados para las mayores piruetas que nos presente la vida.
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