La artista afincada en Brooklyn Jamie Cogar publicó hace escasas semanas su LP debut, dejándonos ante una sólida referencia con la que mostrar su pasión por los sonidos dream pop repletos de claroscuros y el shoegaze. Haciéndonos ver como esta referencia está impregnada de momentos de alta tensión, pero también de pasajes que apuntan hacia encontrar un mayor brillo en todas nuestras acciones vitales, la impresión que desprende este Gold Chorus es la de un trabajo forjado a través de experiencias con las que caerse y levantarse numerosas veces. El afán por explorar las posibilidades de las atmósferas noise resulta ser una de las máximas del LP, contraponiéndose en todo momento a la idea de trazar melodías vocales de lo más delicadas en muchos casos para así lograr vencer todos aquellos episodios relacionados con la decepción más absoluta. Así es como logra encerrar ciertos antagonismos en su música que a la postre acaban reluciendo al máximo y aportando un carácter bastante singular a la obra.

Indagando a lo largo de la obra en una búsqueda casi espiritual de todo lo que supone encontrar espacios personales cargados de intimidad y reflexión, podemos afirmar que el disco se encuentra bien dividido en dos caras done el peso de los sonidos noventeros más férreos va variando de forma acertada. De esta forma, el tramo inicial del disco con canciones como ‘Snwooning’ o ‘Eddie Vedder’ nos deja ante la necesidad de tratar de redefinirse una y otra vez a sí misma, comprendiendo lo interesante que resulta ahondar en rasgos de la personalidad que hasta la fecha quizás resultaban desconocidos. Apoyándose al mismo tiempo en un apartado de atmósferas crispadas y muros de sonido que ejercen su papel de aportar mayor robustez a los temas, la electricidad acumulada en los temas por lo general siempre resulta bien resuelta en su tramo final, generando de este modo una tensión latente que sienta a las mil maravillas a composiciones como ‘Tremolo’ donde la última parte del tema supone el verdadero ascenso a los cielos de la referencia. Técnicas infalibles con las que conectar de lleno con esa cara más desesperada que sugieren parte de las letras.

Saltando ahora a la mayor conexión dream pop del disco, aquella donde juega con unas guitarras un tanto etéreas que permiten imaginar rincones mentales más favorables, merece la pena destacar el papel de temas como ‘Better’. En ella a través de alguna que otra pincelada de reverb inicial logra meternos de lleno en esa espiral de angustia que se acaba disipando gracias a la repetición de estructuras cíclicas donde la calma llama a la puerta. El hecho de contar con un inspirado apartado donde los riffs apuntan siempre muy alto, también propicia que muchas de estas canciones sean recordadas por esa forma de encontrar algo de alivio en el poder liberador del plano melódico. Sin ir más lejos, el tema que da título a la referencia apela de nuevo al poder de entremezclar momentos de pequeño caos sonoro junto a unos punteos que llegan de una forma totalmente contundente y que precisamente aportan aire al tema. Giros agradables en el guion que sirven para confirmar como nada en este disco resulta fruto del azar.