Eva Liu nos entrega su LP debut en solitario al margen de su banda titular Dama Scout, estando ante una de esas referencias que desde una primera escucha se intuye el sumo cuidado que reside en cada arreglo y apartados atmosféricos encerrados en la referencia. Logrando que a lo largo de la obra tengamos la sensación en todo momento de estar explorando diferentes capas de su subconsciente, estos cortes mantienen en común con los de su proyecto principal la capacidad para divagar entre un formato de pop experimental de lo más etéreo.
Sin embargo, se desliga de las canciones que hace con sus compañeros gracias a una mayor pausa y reposo que reside en adoptar de lleno los recursos de una electrónica tenue. Navegando constantemente entre los pasajes liberadores y la tensión que crece justo en el momento en el que se plantea de lleno los rasgos de su identidad, Eva se abre paso a través de momentos cargados de incertidumbre y desesperación. De esta forma, se adentra en un viaje donde no necesariamente tiene que haber respuestas, pero sí reflexiones que ante todo sirven para evolucionar.
Atendiendo a la secuenciación del tracklist, llama la atención cómo procura alternar en todo momento entre la mínima expresión Lo-Fi y las capas analógicas que buscan ante todo crear un sentimiento de desconcertante realismo con el que ejemplifica como cualquier paso siempre puede resultar en falso. Desde la inicial ‘Rotten Bun’, vamos a intuir esa especie de calma tensa que recubre la mayoría del disco, tirando de librerías de sonidos ambientales con las que recubrir a la perfección unas melodías que de buenas a primeras parten del dream pop más reconfortante.
A pesar de ello, poco a poco vamos a adentrarnos en lo más parecido a una película de auto ficción donde nada es lo que parece, tratando de aportar más consistencia a la referencia a través de vivir constantemente entre los sueños que parecen recurrentes y esa percepción de la vida como algo que nunca saber con qué puede sorprenderte. Estos dos apartados resultan firmemente unificados para lograr una sólida ambientación determinada por cajas de ritmos y pianos lánguidos, evidenciándose a la perfección en composiciones como ‘Hotel Mini Soap’.
Adentrándonos más en todos los detalles que presenta la referencia, destacan sobremanera todas aquellas composiciones que buscan enredarse en momentos sonoros más díscolos, navegando una y otra vez a través de pequeños sobresaltos que acaban por tornarse hasta incluso reconfortantes. Bajo esta premisa se presenta ‘Mother’s Tongue’, una canción que resume bastante bien esa parte del disco donde parece lanzarse de lleno a tratar de descifrar el significado de recuerdos que ya de por sí resultan confusos, e incluso ponen en duda si han sido forjados a partir de experiencias vividas o no.
En el fondo, todo lo que nos quiere transmitir Eva se corresponde bastante bien con la catarata de déjà vus que vivimos en el día a día, tratando de ir más allá e intentando cuantificar cómo realmente nos pueden afectar. Siendo consciente de cómo también estas temáticas se tienen que ver correspondidas en algún momento por pensamientos más clarividentes y definidos, nos entrega una entretenida ‘Talk To Death’ donde curiosamente parte de lo místico para explicar muy bien la forma en la que muchas veces nos replegamos sobre nosotros mismos. Una canción de lo más notable con la que darnos cuenta de cómo el rango estilístico del disco resulta más variado de lo que podríamos pensar en un primer momento.


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