Mamalarky han sabido muy bien como encontrar los elementos diferenciales en su álbum debut, entregándonos uno de esos discos donde se nota de buena forma la libertad que se han tomado a la hora de complementar el núcleo melódico de sus temas. Teniendo las ideas muy claras acerca de como sus canciones pueden causar asombro a las primeras de cambio, el grupo nos demuestra su instinto para que lo caótico de sus arreglos y la brillantez para dar siempre en la diana de las melodías tarareables se alternen sin prácticamente darnos cuenta. Estamos por lo tanto ante una puesta de largo llena de contrastes bien medidos, sintiendo como son capaces de entregarnos temas donde la raíz psicodélica apunta al máximo colorido posible, al mismo tiempo de rebajar toda la aceleración y exuberancia apostando por una cara ciertamente más cálida y narcótica.
Movidos por todas las historias exóticas y con tintes surrealistas que se han presentado ante sus ojos a lo largo de estos años, estas canciones se adentran en territorios donde es preciso dejarse llevar por el influjo de lo casual. Sin ir más lejos ‘Drug Store Model’ saca de buena forma el tono irónico y evasivo que es preciso poner en nuestras vidas para que todo resulte emocionante y cuanto menos puedas tomártelo con una filosofía apacible. Así es como Mamalarky son capaces de plasmar situaciones que tienden hacia esa cara donde es mejor afrontar todo tal cual y como llegue, tomándose un respiro de lo anodino que puede presentar nuestra vida más cotidiana.
Atendiendo a su capacidad relacionada con crear un clímax agitado, muy relacionado con las guitarras que buscan abrirse paso entre ambiente psicodélicos logrados con sintetizadores que exploran las melodías más definidas, el disco alcanza sus momentos cumbre en temas como la inicial ‘Fury’ o ese ‘Big Trouble’ donde tratan de mostrar cambios de ritmo donde cada giro del destino te acaba llevando a un lugar mejor. El efecto de lo imprevisible interpretado en su máximo esplendor, sabiendo como no cruzar la línea que nos conduce de lleno a la catarata de ideas inconexas. Afortunadamente lo bueno del grupo es que saben muy bien cuando no hay que rizar el rizo en lo relativo a que el estruendo de sus temas se pase de grandilocuente.
Si nos fijamos en esa parte del disco donde exploran al máximo las posibilidades de las composiciones pop que pasan de la nada al todo en cuestión de segundos, tampoco vamos a poder pasar por alto temas que tienen un gran alma de single como es el caso de ‘Schism Trek’, abriéndose paso entre pequeños leimotivs que a la postre son los que crean un poso destacado tras la escucha completa del trabajo. Del mismo modo, otras canciones al estilo de ‘Almighty Heat’ muestran esa otra cara donde tratan de acomodarlo todo en un lado más dulce y relacionado con romper cualquier atisbo de linealidad melódica, haciéndonos ver una vez más como son un grupo que se mueve a las mil maravillas a través de una montaña rusa bien diseñada donde los niveles de adrenalina siempre se mantienen altos.


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