Tras muchos años formando parte algunas de las bandas de rock más brutalistas y también melódicas de la escena de Brooklyn, como es el caso de Stove o Maneka, Jordyn Blakely nos entrega su primer EP bajo el alias de Smile Machine, dejándonos bien claro como las influencias noise han calado hondo en ella. Gozando de una gran variedad a lo largo de las 5 canciones que componen la referencia, nos vamos a encontrar ante toda una declaración de intenciones a la hora de lograr muros de sonido inquebrantables que no ceden ante el enorme nerviosismo recogido en estas composiciones. Solo así es posible que el conjunto de canciones nos deje exhaustos tras su escucha, todo ello encontrando siempre suficientes alicientes para volver una y otra vez a sumergirnos en el juego de guitarras feroces y voz aliviadora que nos propone la artista. Por lo tanto, los contrastes que determinan este trabajo resultan bien pronunciados pero no llevados del todo al límite, ya que ante todo acaba predominando la clarividencia de las melodías grunge liberadas en sus justas dosis.
Dejándonos con la inicial ‘Bone To Pick’ como carta de presentación férrea y ejecutada casi desde la estridencia en todo lo relativo a mostrar como la contundencia no puede faltar en sus temas, vamos a sentir esa visión integradora que tiene la artista de todo lo que sugiere mostrar un lado visceral por múltiples vías. Desde la forma de sonar desesperada hasta la ejecución ardua de una línea de bajo que recorre el tema como una apisonadora, varias son las opciones con las que Jordyn captura nuestra atención a la primera y nos mete en una vorágine de situaciones que nos ponen contra la espalda y la pared. No dejando tampoco pasar por alto el efecto del shoegaze más abrasivo, el segundo corte titulado ‘Pretty Today’ logra transmitir una energía cruda con la que poder ironizar incluso sobre las situaciones más desafortunadas de nuestras vidas. Recursos interesantes que sirven para destensar algo el ambiente que domina el disco.
Logrando que no todo suponga entregarse a la cara más atronadora de los efectos de su pedalera, en este disco también hay espacio para mostrar una concepción más pop bien enmascarada entre baterías estruendosas, apareciendo ‘Snail S(h)ell’ como el tema que sirve para disolver cualquier nudo en la garganta. Esta canción sirve para que la recta final de la referencia pueda tomar más aire y equilibrar el juego existente entre momentos derivados del aislamiento y la necesidad de encontrar algo que precisamente te pueda proteger de ellos. De ahí que ‘Stars’ suponga una de las piezas más cambiantes del disco, logrando volverse cada vez más áspera. Por último, ‘Shit Apple’ culmina una nueva escalada hacia todo aquello que sugiere el ser capaz de moldear la angustia existencial en base a un ruido tan embrutecido como liberador, dejándonos una vez más ante su capacidad para darle la vuelta a cualquier situación amenazante.


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