La carrera de una banda tan legendaria e infravalorada en el desarrollo de lo que luego sería el brit pop y todos sus derivados, siempre ha estado marcada por los altibajos y dificultades. Siendo conscientes Bid y los suyos de su gran potencial y calidad, siempre han logrado sacar a la banda adelante tras sus parones, aunque no esconden que su objetivo es hacer música evitando verse entre ellos lo mínimo posible. En medio de esta relación puramente profesional, The Monochrome Set siguen facturando buenos trabajos, algo que nos acreditaron con Super Plastic City en 2014 y quizás en menor medida con Spaces Everywhere en 2015. Ahora llega el momento de valorar su nuevo trabajo Cosmonaut, donde sin lugar a dudas alcanzan el mejor momento de su carrera tras su regreso en 2008.

La principal sensación que nos deja este trabajo es que los años han pasado pero la espontaneidad de las melodías del grupo permanece intacta. Entregándose a esa parte de pop barroco que grupos como The Divine Comedy siguieron su estela, nos encontramos como la influencia del género resulta mayor que nunca en temas como ‘Squirrel in a Hat’. Sonando moderadamente felices, quizás más que nunca,  el grupo se aferra más que nunca a los tempos reposados, dándonos cuenta del estado de observación permanente que parecen haber alcanzado con el paso de los años. Todo esto es lo que se pasa por la cabeza en el instante en el que escuchas ‘Tigress’ con detenimiento, sintiendo muy de cerca como los arreglos mínimos siempre son los más eficaces.

Saltando a un lado mucho más relacionado con su pasado, ‘Suddenly, Last Autumn’, se presenta de una forma vibrante en todo su desarrollo. La vista puesta en esos punteos tan vivaces de sus primeros años, que aunque hayan perdido en descaro, han ganado en seguridad y por supuesto un tono a clásico muy especial. Hacia algo así también nos conducen con ‘Kingfisher Blue’, aunque en esta canción se acercan más que nunca a ese lado de la canción americana que más en contacto está con los clásicos del pop escocés. Las buenas impresiones que va desprendiendo el trabajo, se acrecientan en el momento que nos encontramos con ‘Fêlè’, una de esas canciones de fácil calado y despreocupación total.

A través de la línea continua de temas que huyen de lo recargado y forzado, ‘Put It on The Altar’ demuestra la facilidad del grupo posee para despuntar a través de los estribillos, edulcorando aún si cabe  más su propuesta. Sin embargo, en ningún momento llegan a caer en lo manido de la fórmula de canciones sedosas y auto conformismo en la búsqueda de la perfección melódica. Por ello, rompiendo esta tónica, temas como ‘Lost in My Own Room, Dreaming’ logran que las nubes que siempre han planeado sobre su música hagan acto de presencia, consiguiendo un efecto similar al que otros grandes del pop como son The Chills imprimen en sus temas.