The Past Is Still Alive es el noveno álbum de estudio de Hurray For The Riff Raff, el proyecto musical liderado por la cantautora no binaria Alynda Segarra. Grabado tan solo un mes después del fallecimiento de su padre, este trabajo discográfico supone una mirada introspectiva a su pasado a través de once canciones de folk rock Americana que exploran temas como el duelo, la adicción y la búsqueda de la propia identidad.
El disco arranca con 'Alibi', un tema optimista sobre la capacidad de cambiar el propio destino que evoca sonidos de órgano y pandereta. La letra, dirigida a un amigo con problemas de adicción, transmite un mensaje de esperanza sobre la posibilidad de reinventarse antes de que sea demasiado tarde.
'Snake Plant (The Past Is Still Alive)', el tema homónimo, relata vivencias de la etapa en que Segarra se marchó de casa siendo adolescente, viajando en trenes de mercancías y ganándose la vida en las calles tocando la guitarra. Imágenes de una infancia humilde en Nueva York se entremezclan con escenas de marginalidad, pero la canción termina lanzando un mensaje de resistencia colectiva ante la crisis de los opiáceos.
'Colossus of Roads' es tal vez el tema más desgarrador, escrito tras el tiroteo homófobo del Club Q en Colorado Springs. La voz de Segarra transmite dolor pero también esperanza en la capacidad de la comunidad LGTBIQ+ de sobreponerse a la tragedia amparándose los unos en los otros.
En contraste con trabajos anteriores de corte más conceptual como 'The Navigator', las letras de este disco están fuertemente ancladas en experiencias personales de Segarra. 'Hawkmoon' rememora su primer encuentro con una mujer trans durante su etapa callejera; 'Hourglass', sus episodios de pobreza extrema y las secuelas psicológicas que estos dejaron.
A nivel sonoro, el productor Brad Cook otorga a las canciones un halo de Americana clásica aderezada con toques más contemporáneos. La instrumentación alterna steel guitar y banjo con ritmos más enérgicos de batería y guitarras eléctricas. Colaboradores como Conor Oberst o Meg Duffy de Hand Habits añaden matices al conjunto.
The Past Is Still Alive cierra con 'Ogallala', una especie de nana agridulce que utiliza la metáfora del músico que sigue tocando mientras el Titanic se hunde. Segarra reflexiona sobre cómo el bagaje vital acumulado les ha permitido sobrevivir para contarlo y crear este álbum justo a tiempo.
A través de estas once canciones Alynda Segarra se desnuda emocionalmente conjugando lo personal y lo político desde una óptica folk rock de raíces norteamericanas. Un viaje introspectivo y conmovedor que conectará sin duda con los seguidores de un género en constante renovación.


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